El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) informó que la inflación de mayo fue del 1,5%, lo que representa una fuerte desaceleración respecto al 2,8% registrado en abril. Aunque el dato oficial se ubicó por debajo de lo previsto por el mercado, analistas remarcan que la cifra se da en un contexto de ajuste severo, caída del consumo y cuestionamientos sobre la metodología de cálculo del IPC.

Consultoras privadas y entidades financieras habían estimado una inflación superior: entre 1,9% y 2,1%, de acuerdo a un relevamiento de Bloomberg. JP Morgan había proyectado un 1,73%; BNP Paribas e ITAU BBA, 1,90%; y Capital Economics y Bloomberg Economics anticipaban hasta 2,5%. Localmente, Eco Go, C&T Asesores y Facimex Valores preveían un aumento del 2%, mientras que la Fundación Libertad y Progreso hablaba de un 1,8%.

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Desde el ámbito económico advierten que esta caída de la inflación responde al endurecimiento de la política fiscal, el freno del consumo por el deterioro del poder adquisitivo, los tarifazos y el impacto de la devaluación acumulada. "La baja coincide con el mega endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y sus condicionamientos: las políticas severas de ajuste fiscal, los tarifazos, la devaluación acumulada, y la pulverización salarial", señalaron analistas consultados.

A su vez, se multiplican las voces críticas sobre el método de medición del Indec, por considerar que el organismo oficial mantiene una estructura desactualizada que no refleja con precisión los consumos actuales de la población ni el peso real de los servicios.

Mientras el Gobierno celebra el dato como una señal del éxito de su programa económico, la mayoría de los hogares continúa sintiendo el impacto de una recesión profunda y un deterioro sostenido del ingreso real.