El libro
Los objetos mágicos habitan las páginas literarias desde los más antiguos tiempos. Algunos confieren propiedades milagrosas a sus felices poseedores, como la alfombra mágica o la lámpara de Aladino, otros permiten pedir tres deseos y hasta algunos, como el Aleph que imaginó Borges, conceden la visión de todas las cosas. Lorena Ravlic nos cuenta hoy la historia de un objeto con el que sería mejor no cruzarse.
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