RINCóN LITERARIO
15 de diciembre de 2024
MEDUSA
Marita Retes reflexiona sobre el mito griego de Medusa y reelabora su significado con ojos actuales. Ningún mito, por antiguo y sagrado que parezca, es inocente. Siempre estarán vinculados a una visión del mundo, y la enorme riqueza del mito griego le permite a nuestra autora una lectura despierta y renovada de esta vieja historia de más de 3.000 años.
MEDUSA
Es injusto el destino.
Resulta que Medusa, mujer muy bella y sensual, fue perseguida y violada por el dios de los mares, Poseidón, en el mismísimo templo de Atenea.
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A esta última no le gustó nada lo ocurrido. Como saben, la diosa de la sabiduría, la estrategia y la civilización no miraba con buenos ojos el telúrico y voluptuoso atractivo de Medusa a quien, por supuesto, la civilización la tenía sin cuidado.
El caso es que la magna diosa en lugar de castigar a Poseidón se ensañó con Medusa (como suele ocurrir) y convirtió su dorada cabellera en inquietantes serpientes y sus bellos ojos adquirieron una expresión fija que petrificaba a cualquiera que la mirase de cerca.
Todo esto fue muy injusto, aunque parece que a la justicia de Atenea le funcionaba mal la balanza, o tal vez respondía a oscuros intereses (como también suele suceder).
Perseo, valiente semidiós, pudo afrontar a Medusa gracias a la ayuda que le brindaron los dioses.
Atenea le dio su propio escudo que brillaba tanto como un espejo, Mercurio le prestó sus sandalias aladas, Hades su casco protector y Hermes una hoz de acero. ¡Así cualquiera!
(Y bueno… es sabido que siempre resultó conveniente ser amigo de gente importante).
Perseo voló hasta donde se encontraba Medusa, acercó el espejo a su cara y sin mirarla a los ojos le cortó la cabeza, luego se la entregó a Atenea quien la colocó en su escudo como defensa.
Ahora bien, yo me pregunto ¿no hubiera sido mejor citar al viejo Poseidón y castigarlo por su delito? El problema fue que se trataba del dios de los mares, influyente y viejo enemigo de Atenea, o sea que no era poca cosa y no me quiero imaginar a Poseidón muy enojado tomando venganza.
Como ven el hilo siempre se corta por lo más delgado y así la historia se repite por siglos. La belleza es castigada, se daña al agredido y se deja libre al agresor.
La tan temida Medusa, apodada la Gorgona, era representante y defensora de las antiguas tradiciones y creencias pre-patriarcales, que ensalzaban a la naturaleza y desestimaban las formas de organización social de los sabiondos griegos. Es por eso que Atenea, digna hija predilecta de Zeus y nacida de su cabeza, arremete contra ella. (Por eso y también porque estaba celosa de la reluciente cabellera de Medusa y de su capacidad de seducción).
Los griegos que inmortalizaron este y otros mitos escribían para enseñar al pueblo; para enseñar lo que a ellos les convenía, claro. Hoy los llamaríamos representantes de los medios hegemónicos. Como ven, nada nuevo bajo el sol.
Lo cierto es que la cabeza de la Gorgona con sus serpientes y su mirada fija está actualmente formando parte de algunos frisos en los templos, también en vasijas y se ha inmortalizado en el patriarcal escudo de Atenea. Eso para demostrar que lo antiguo, lo ancestral, nunca desaparece del todo, sigue vivo, como un tejido radicular que se extiende por debajo de la superficie y se camufla en nuevas y sugestivas formas.
MARITA RETES
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