RINCóN LITERARIO
1 de diciembre de 2024
El ying y el yang
A veces se produce una rara tensión en el mundo, un desequilibrio momentáneo que, aunque no conspira contra el orden general del cosmos, incide de manera muy diferente en las vidas de unos y otros. Esta breve fábula de Laura Thomas da cuenta de esa disparidad de la fortuna, a la que los antiguos consideraron una de las formas del destino.
El ying y el yang
Era una hermosa noche de verano. Rosalía deseaba pasear por los umbríos jardines, a la luz de la luna, del brazo de Rocamonte.
Pero era día de luna nueva. Le reprochó la ausencia del satélite a su enamorado y no dudó en pedirle la luna.
Él siempre se desesperaba por complacerla, más cuando ella aclaró que esa noche harían el amor solo y tan solo si la luz de Selene cubría su desnudez sobre la cama.
─ Amor, tú puedes-insistía ella.
─ Pero no es correcto ─le respondía él.
─ Hazlo por mí.
─Uuuuhh.
En el otro extremo del suburbio, Nicoló planeaba un golpe maestro largamente programado. Con la oscuridad de la noche sin luna sería sencillo ingresar a la mansión de los Di Genaro sin que nadie lo notara.
Claro que Rocamonte contaba con su gran creación, el Lumiluna. Aunque este fabuloso invento era de uso exclusivo para casos extremos: un naufragio, un terremoto o algo así ,la negativa de Rosalía a compartir su lecho podía considerarse una situación extrema, una verdadera catástrofe.
Aquí sólo quiero hacer notar cómo la felicidad de algunos puede ser la desgracia de otro.
Pobre Nicoló.
LAURA THOMAS
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