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17 de junio de 2024

El misterio de la Aerosilla de Cuesta Blanca en el Valle de Punilla.

La aerosilla de Cuesta Blanca fue construida solo para que una niña pudiese bajar al río.

Por: Francisco Álvarez (El Recopilador)

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Halladas a la vuelta de una esquina.

En Cuesta Blanca, esa antigua posta para carretas que se empezó a poblar en 1944, a unos 14 km. de Carlos Paz, en Córdoba, su existencia es un misterio. Pareciera que siempre, desde que hace siglos paraban allí los convoyes de carretas, todos hubieran tenido que pasar por debajo de ese cablecarril insólito, en donde el viajero siempre mira hacia arriba, esperando ver pasar, sentada, a una niña algo pálida, vestida con ropas de hace tiempo, en un evento imaginario que quizás no haya sucedido nunca.
Y si uno pregunta, en la zona, allí, frente a la Planta Potabilizadora de la Cooperativa, cerca de las minas de cuarzo, nadie en ese paraíso verde de mansiones increíbles se quedará callado. Todos conocen a alguien que es pariente lejano de alguien que conoce, de primera mano, la verdadera historia.

Se dice que un rico ingeniero norteamericano que habría trabajado en la construcción de la Torre Eiffel, en Francia, construyó esta telesilla para que su hija, que tenía alguna discapacidad, pudiera bajar directamente, por sobre la calle de la Costanera que lleva a Cuesta Blanca, al cristalino río.
Aparentemente, su posterior dueño habría sido Constancio C. Vigil, el millonario editor de revistas Billiken, Gente y muchas publicaciones más. Aunque se habla de Chitarrini como su posterior dueño, aquel rico comerciante de Barrio General Paz, dueño de locales en la zona de la Escuelas Pías.

La emblemática casa, desde donde por detrás 
quedaron montadas las torres, el cable y la silla 
que unía la casa con el río San Antonio.

La única realidad es que la Casona de la Aerosilla, que hoy se cree es propiedad de la familia Bruera, de Morteros, la pujante ciudad del noreste de Córdoba. Y que tiene 5000 metros cuadrados de terreno muy arbolado, en verde pendiente, sobre la que se levantan 360 metros cubiertos en un estado impecable, formando una construcción estado, revestida en piedra, de la época en que los picapedreros de Carlos Paz, como los Asti, abastecían de la blanca piedra que le diera el nombre a Cuesta Blanca, a media Argentina.

Allí, en esa localidad en donde las aguas son tan transparentes que hasta puede practicarse buceo y en donde la llamada Playa de los Hippies y el Dique se convierten en verano en una maravilla de piedras, sol, agua y vegetación verde y salvaje, hace cien años, aquel ingeniero ideó esta aerosilla para ser inclusivo con su hija, cuando esa palabra ni siquiera se había inventado. 

El runrún de la caída del agua a través del 
diquecito de Cuesta Blanca.

Alguien dirá que con dinero todo es posible. Pero da la impresión que ese padre, aún con un pico y una pala le hubiera buscado, sin dinero, igualmente, una vuelta. Una rampa, una silla de ruedas especial para bajar al río o algo así. Algo de eso, de lo que cualquier intendente podría ocuparse ya, en todas las bajadas a los balnearios.
.
Misterio dentro de otro misterio, el visitante hasta se llega a preguntar si la legendaria telesilla, que está en impecable estado, no habrá sido construida sólo para que, por años y años, los turistas y hasta los propietarios de casas de la zona, elucubren historias posibles sobre su origen y se embarquen, así, en discusiones con argumentos irrebatibles e indemostrables. Porque esas charlas y argumentaciones encendidas sobre temas inverificables, entre picadas y asados, son necesarias. Tan necesarias como que hasta en ese paraíso que es Cuesta Blanca exista, ya, de una vez, como sea, una total inclusión...
 

Autor: Por H. Lanvers.
Historia registrada en la D. N. de Derechos de Autor, Publicaciones On Line, Ley 11.723.-
Imágenes de internet, créditos a quienes correspondan.

 

 

 

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