Viernes 26 de Julio de 2024

Hoy es Viernes 26 de Julio de 2024 y son las 23:40 - Una manera distinta de informar, con otro enfoque

  • 13.7º

13.7°

EL CLIMA EN Buenos Aires

ECONOMíA

21 de noviembre de 2023

Problemas externos, no es solo comercio

Esta semana analizamos los problemas de sostenibilidad de las cuentas externas argentinas. Con foco en las partidas no vinculadas al comercio, estudiamos la evolución de los números del turismo, el resto de los servicios, los pagos de renta, las erogaciones de deuda y las demás aplicaciones de dólares en un contexto de escasez aguda de reservas.

CLAVES EN UNA PÁGINA

• No hay dólares en la economía. El BCRA cuenta las monedas para cerrar el año.

• La sequía fue devastadora y se llevó puesto todo el superávit del comercio.

• Pero los problemas de nuestra balanza de pagos son estructurales y tienen relación con los problemas de la macro.

• Turismo, remisión de utilidades, pagos con tarjeta, intereses. Cada gasto pesa.

• En un contexto de emergencia, todas las aplicaciones de dólares se miran de reojo y son candidatas a ser recortadas.

• En este informe semanal analizamos la sostenibilidad de las cuentas externas.

• Con foco en los rubros no vinculados al comercio, estudiamos la evolución de los números del turismo, los pagos de renta y demás aplicaciones de reservas.

• En cuanto a las variables macro para fin de año, preservamos el indicador rojo sobre la proyección del PBI, dada la proliferación de las distorsiones macro.

• Mantenemos la marca de seguimiento sobre la proyección de déficit primario.

• Sostenemos la visión sobre el Dólar MEP en $950, que moderó su recorrido tras las tensiones previas a las generales

• No alteramos la previsión de suba para el IPC hasta 170% por la falta de anclas.

• Conservamos la proyección de reservas netas en una baja de U$S 8000 millones por la fuerte merma de las exportación.

 

LOS PAGOS AL EXTERIOR

No es solo comercio. Argentina tiene un problema severo en sus cuentas externas, que genera una presión creciente sobre la moneda. Es un desbalance histórico que se potencia en momentos de crecimiento y se muestra cada vez menos sensible al efecto precio.

Con el paso de los años y la proliferación de consumos digitales, los países de desarrollo incompleto fueron aumentando su grado de dependencia financiera y se verificó una profundización de la primarización de exportaciones. Argentina no está exenta y producto de su matriz productiva desequilibrada padece un impacto potenciado.

La fuente más genuina de ingreso de dólares este año sigue muy afectada por el efecto sequía que restará U$S 22.000 millones de ventas externas de productos primarios. Es así que en lo que va del año las exportaciones ya caen 24,8 %, número muy desacoplado del 9,6% de merma en las importaciones por el menor impulso de la actividad productiva y la férrea administración del comercio. En adición a la magra cosecha se dio un impacto por la doble vía, ya que el precio de las exportaciones también está cayendo y se deterioran los términos de intercambio.

Evaluando el escenario más optimista para las liquidaciones de granos en el marco de los programas de incentivo exportador y manteniendo una asignación muy restrictiva de las reservas en el último bimestre, el saldo comercial negativo se posicionará en un rojo aproximado de U$S 8.000 millones. A esto se suma el resto de pagos por cuenta corriente y las aplicaciones financieras (intervenciones con bonos). Todo esto se cubrió con deuda y recorte de reservas.

El año pasado volvió a encender las luces de alarma sobre la dinámica cambiaria. Por primera vez en tres años se registró un saldo negativo de la cuenta corriente, por la friolera de U$S 4.200 millones. Fueron tres de los cuatro trimestres con números en rojo, con excepción del último cuarto del año cuando surtió efecto el Dólar Soja.

Por la manera en que se diseñó el nuevo programa con el FMI, en 2022 los ingresos del organismo cubrieron los pagos netos del año anterior y más que compensaron el déficit externo. No obstante, esa partida se revierte hasta 2033 y la cuenta corriente debería empezar a reflejar en el corto plazo un superávit consistente para afrontar los pagos de deuda. Si este objetivo no se cumple por de manera virtuosa, más temprano que tarde redundará en presiones devaluatorias.

La deuda es un factor preponderante porque resta margen de acción, pero no es lo único que afecta la sustentabilidad externa. Otro bloque relevante por su peso específico y su evolución reciente es el turismo. En este conjunto de partidas se agrupan los viajes al exterior, pero también consumos con tarjeta de crédito por servicios que no necesariamente se realizan fronteras afuera. Así, el flujo de viajeros al exterior creció 62% al tercer trimestre de este año, en comparación a 2022. Por su parte, el saldo neto entre turismo emisivo y receptivo se acotó significativamente a menos de un millón de personas. Los números marcan a las claras la recomposición de la movilidad internacional tras la pandemia, pero también denotan la inflexibilidad que presentan las salidas del país con el efecto precio e ingreso. Las preferencias del consumidor son el principal determinante.

 

¿Y DÓNDE RECORTAMOS?

En términos monetarios la “cuenta viajes” del balance cambiario consolidó un déficit de U$S 4.600 millones en el trimestre. Las erogaciones netas por pagos con tarjeta ascendieron a casi U$S 3.000 millones, a pesar del “Dólar Tarjeta” que incentiva liquidar pagos en el canal formal. En la serie histórica el gasto de dólares por viajes y tarjetas ya volvió a niveles compatibles con 2019, a pesar de los múltiples cepos que intentan desincentivar los consumos de servicios y de un precio más alto por los impuestos que encarecen el tipo de cambio. ¿Puede nuestro país sostener un patrón de consumos en el exterior de esta magnitud sin generar desequilibrios? Algunos disparadores:

• Dadas las preferencias de los argentinos, revertir el rojo de esa cuenta implica inversiones cuantiosas en infraestructura turística y potenciar la marca Argentina para promover el ingreso de viajeros. Son políticas que pueden resultar a largo plazo.

• El régimen cambiario de estos años buscó desincentivar los consumos externos, pero de forma muy imperfecta. El anticipo de los impuestos que se pagan puede ser recuperado (aunque licuado) y el segmento de pagos con tarjeta (no viajes) aún tienen un tipo de cambio levemente preferencial.

• Como hipótesis se podría discutir si un tipo de cambio que garantice un superávit comercial consistente es compatible con el de cierre de la balanza de pagos. Dicho de otra forma, el interrogante es si no se necesita un dólar tanto más alto (y estable) para que el déficit por servicios y otros rubros no neutralice el superávit comercial.

Las aplicaciones de dólares por rentas también absorben niveles crecientes de liquidez en moneda extranjera. Por caso, los pagos al capital por inversiones directas aumentaron 15% anual en 2022, mientras que la remuneración a las inversiones de cartera se incrementaron un 11%.

La única cuenta que se mostró a la baja fue la de “otras inversiones”, dados los efectos de la renegociación de la deuda soberana y la nueva composición de los títulos públicos. En cualquier caso, la agudización del cepo desde 2020 aún mantiene relativamente aplacadas estas partidas en relación a la etapa de desregulación previa. Nuevamente surge la inquietud sobre cuánto se podría sostener un esquema sin regulación de capitales en un país de alta extranjerización como el nuestro.

Entre 2016 y 2019 este equilibrio se pudo contener a partir del ingreso de capitales financieros y deuda, que mantuvieron ficticiamente apreciada la moneda sin generar tensiones con el resto de aplicaciones de dólares. En determinado momento la confianza se consumió y los capitales que habían llegado, huyeron. Tras cartón, la inestabilidad del proceso electoral se corona con una transición política venidera que no parece colaborativa.

Fuera de las urgencias de corto plazo, parece indispensable debatir cuántos de los problemas se resuelven solo mejorando el funcionamiento de la macro y cuántos responden a una distorsión de nuestra autopercepción económica. Tal vez somos un país menos suficiente que lo pretendido, y por un buen tiempo no quedará otra alternativa que adecuar nuestros consumos externos a parámetros más compatibles con los de países empobrecidos con características semejantes…

 

 

Fuente: Consultora Sarandi

Twitter: @EconomiaSarandi

Instagram: @EconomiaSarandi 

COMPARTIR:

Comentarios