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EL RECOPILADOR

16 de noviembre de 2023

1912: Pasajero argentino muere en el Titánic 2000: Reencuentro con su historia.

Fallecieron 1500 personas, no hubo botes para todos.

Por: Francisco Álvarez (El Recopilador)

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Halladas a la vuelta de una esquina.

 

HISTORIA ARGENTINA SIN CONTAR...

Edgardo Andrew nació en córdoba 28 de marzo de 1895, era el menor de ocho hermanos, hijos todos de un inmigrante inglés,  ( Samuel Andrew ), que en esta provincia administraba una estancia llamada "El durazno " y que además fue quien lo condenaría a una muerte con connotaciones de "fama" en la historia mundial sin sospecharlo siquiera....

Siendo Edgardo aun un adolescente de 16 años, partirá en 1911 hacia Gran Bretaña para allí poder cursar estudios de Ingeniería Mercantil y seguir la carrera que también había elegido su hermano mayor Alfredo Andrew, nacido este también en nuestro país y quien haciendo carrera en la marina argentina, como ingeniero naval, había sido destinado en 1911 a Estados Unidos para llevar adelante una inspección de la construcción de dos barcos de guerra pedidos por el gobierno nacional, uno era el buque Rivadavia y el otro el acorazado Moreno.

Un año después, el ingeniero, se encuentra invitando a su hermano menor a visitarlo a Nueva York y además quizás quedarse a vivir un tiempo con él, así que el muchacho reserva boleto para cruzar el Atlántico a bordo del RMS Oceanic, pero resulta que en esa fecha sucede una huelga realizada por los trabajadores del carbón, lo que obliga a la empresa naviera ( White Star Line ) a utilizar todo su combustible disponible mayoritariamente en el inmaculado RMS Titanic, muchísimo más lujoso que el otro buque. Por esta razón cambian a Edgardo de transatlántico y lo trasladan a el "insumergible " en segunda clase, que por el increíble lujo de la nave equivalía a la mejor primera clase de cualquier otra nave de la época, echo que pone contentísimo al muchacho, (lo expresa en una postal mandada a sus padres) sin saber que dentro de 4 días su suerte estará sellada en el fondo del mar.

Próximo a partir (lo hará el lunes 10 de abril de 1912) recibe una carta de su prometida, también ella hija de inmigrantes Ingleses y nacida en Argentina llamada Josefina Cowan, dándole a saber que se encontraba viajando hacia Inglaterra y que por supuesto iría a buscarlo, sin saber esta del pronto viaje de su novio.  Edgardo le contestara desilusionado del desencuentro con estas premonitorias e increíbles palabras:  "No puede imaginarse cuánto siento el irme sin verla y tengo que marchar y no hay más remedio…  Figúrese Josey  (así llamaban en la familia a josefina )  que me embarco en el vapor más grande del mundo, pero no me encuentro nada de orgulloso, pues en estos momentos desearía (sic) que el Titanic estuviera sumergido en el fondo del océano"...

Imagen de un fragmento 
de la carta original mandada a su prometida.

Ya todos sabemos cómo prosigue la historia del Titánic, en la que Edgardo será uno más de los 1500 y tantos muertos en el desastre, y otro entre cientos de cuerpos que no pudieron ser encontrados, su increíble y trágica historia sin embargo proseguirá un poco más en el futuro...
 

En el año 2000
En una expedición de rescate de objetos del barco, se encontraron a pocos metros del casco partido, un bolso de cuero en increíbles condiciones de conservación, debido a la salinidad, el frió y el poco oxigeno del agua a 4000 metros de profundidad, que es más o menos donde se encuentra hundida la nave.
Una vez llevado a la superficie encontraron que dentro de este había: libros, cartas, sobres, pantuflas, un tintero de vidrio, zapatos, toallas, un sombrero y...  postales de Río Cuarto!  
Este bolso era el perteneciente a Edgardo Andrews que increíblemente viajaba a través de las profundidades del tiempo y del océano propiamente dichos, hasta la actualidad.
Debido a que todo lo que se encuentra en un pecio pasa a ser de propiedad de quien lo rescata en aguas internacionales, todas estas pertenencias se encuentran hoy en exposición en la gira itinerante que periódicamente se hace del famoso transatlántico y a pesar que existen descendientes de la familia Andrew no tienen derecho legal alguno para reclamar por ellos.

Edgardo Andrews junto a una hermana 
y su madre poco antes de partir a Inglaterra.

 

 

Fuente:  Alejandro S González

 

 

 

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