Miles de personas de distintos puntos de Mendoza se movilizaron hasta la Casa de Gobierno provincial en una nueva y masiva protesta contra la minería metalífera que impulsa el gobernador Alfredo Cornejo. La marcha reclamó la derogación de las leyes 9.684 y 9.685, que aprobaron declaraciones de impacto ambiental para la explotación de la mina San Jorge, en Uspallata, y para casi 30 proyectos en Malargüe.

Desde temprano, columnas de asambleístas, organizaciones sociales y vecinos autoconvocados confluyeron en el centro mendocino. Banderas, pancartas, remeras y símbolos con forma de gotas de agua dominaron la escena. La consigna “el agua no se negocia” se repitió a lo largo de más de siete cuadras, en una movilización que evocó a San Martín y fue definida por los manifestantes como una “gesta patriótica por el agua”.

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Familias enteras participaron de la protesta. Madres, padres y niños remarcaron el carácter educativo de la movilización y la necesidad de defender un recurso vital en una provincia atravesada históricamente por la escasez hídrica. “Sin agua no hay vida”, fue una de las frases más repetidas durante el recorrido.

La concentración comenzó cerca de las 10.30 en el Kilómetro Cero y avanzó por la avenida San Martín hasta la sede del Ejecutivo provincial, escoltada por un amplio operativo policial. Durante el trayecto se escucharon cánticos, cacerolas, bombos y sikuris, mientras referentes de pueblos originarios aportaron un componente espiritual a la manifestación.

El eje del reclamo fue la defensa de la Ley 7.722, considerada por los asambleístas como la “guardiana del agua” mendocina. Esa norma, sancionada en 2007 tras una fuerte movilización popular, prohíbe el uso de sustancias tóxicas en la minería metalífera. Sin embargo, la Legislatura provincial avaló los nuevos proyectos al considerar que ciertos químicos no están alcanzados por la prohibición, pese a que iniciativas similares ya habían sido rechazadas en el pasado.

Los manifestantes cuestionaron también el modelo de desarrollo que impulsa el gobierno provincial y advirtieron sobre el impacto de la megaminería en un contexto de emergencia hídrica. Estudios científicos, como los del Conicet, vienen alertando desde hace años sobre la creciente escasez de agua en la región.

La protesta se dio además en un marco político nacional marcado por la alianza de Cornejo con el presidente Javier Milei y el impulso a reformas como la modificación de la Ley de Glaciares. Para las asambleas, Mendoza “no es tierra de sacrificio” y no puede poner en riesgo su principal recurso natural.

Durante la jornada se celebró la liberación de dos manifestantes detenidos en protestas anteriores, mientras frente a la Casa de Gobierno resonaban los cánticos contra el gobernador. Con el sol del mediodía cayendo sobre la ciudad, la movilización cerró reafirmando una consigna que atraviesa generaciones: la defensa del agua como identidad, presente y futuro de Mendoza.