Ante escenarios como estos, la atención suele centrarse en apagar luces o usar el aire acondicionado en 24°C, ignorando que hasta un 40% de la energía de un hogar se fuga a través de aberturas de mala calidad. La situación se agrava durante las épocas de calor y picos de temperaturas altas donde el consumo derivado de los aires acondicionados llega a explicar un tercio del total de la demanda eléctrica del país. Y es acá donde la ciencia de los materiales ofrece una respuesta clara.

Los investigadores del Instituto de Ambiente, Hábitat y Energía (INAHE) del CONICET calcularon los índices de transmitancia térmica (valor K o U) de diferentes tipos de aberturas mediante simulación. Los resultados fueron reveladores. Los estudios en Argentina demuestran que la transmitancia térmica de las ventanas en el mercado puede variar enormemente, desde 1.88 hasta 6.00 W/m²K y el PVC, por su naturaleza aislante, se posiciona consistentemente en el rango más bajo y eficiente de esa escala, ofreciendo un rendimiento térmico superior.

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“El PVC es un polímero con una conductividad térmica aproximadamente 1.000 veces inferior a la de materiales que se usan comúnmente para aberturas. Esto significa que el material en sí no transmite el calor del exterior al interior en verano, ni deja escapar la calefacción en invierno”, explica Miguel García, director ejecutivo de la Asociación Argentina del PVC (AAPVC).

En relación al ahorro energético que produce cambiar solo las ventanas, la lógica física es clara: una barrera térmica más efectiva requiere menos energía para mantener la temperatura interior estable. Y en el contexto de la crisis energética argentina, donde cada kilowatt ahorrado impacta directamente en el bolsillo de las familias, las ventanas de PVC representan una inversión estratégica.

Además, el PVC ofrece beneficios adicionales:

• Durabilidad: Vida útil estimada de 50 años con mantenimiento mínimo.

• Aislamiento acústico: Excelente capacidad para atenuar ruido exterior.

• Sostenibilidad: Material 100% reciclable, alineado con la economía circular.

• Bajo mantenimiento: Se limpia fácilmente con agua jabonosa.

• Menor uso del aire acondicionado: La casa se mantiene fresca por más tiempo, reduciendo las horas de funcionamiento del equipo.

• Confort superior: Se eliminan las zonas "calientes" cerca de las ventanas y se logra una temperatura ambiente homogénea y agradable.

A pesar de las ventajas técnicas y económicas del PVC, Argentina aún se encuentra significativamente rezagada en la adopción de ventanas de este material comparada con mercados más desarrollados.

A nivel mundial, la distribución del uso de ventanas de PVC por región muestra un panorama diverso. Según datos de Ceresana, consultora de estudios de mercado, la región de Asia-Pacífico lidera con un 40%. Le siguen Europa del Este con un 22%, América del Norte con un 17%, y Europa Occidental con un 11%. Las regiones de Medio Oriente/África y América del Sur representan un 7% y un 3% respectivamente. Estos números no solo subrayan las oportunidades y potencial de crecimiento en mercados emergentes como el argentino, sino que también reflejan las diferentes normativas y prioridades de construcción a nivel global.

“En un escenario donde la energía es un bien cada vez más costoso, optimizar la eficiencia térmica del hogar no es un lujo, sino una necesidad. La pregunta que capaz tenemos que hacernos no es solo "¿cómo reduzco mi factura de luz?", sino "¿cuál es la barrera térmica que tengo entre mi hogar y el exterior?", alerta Miguel. Y la ciencia e investigaciones apuntan cada vez más hacia el PVC.