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22 de diciembre de 2025

Estudio revela que los gestos pesan más que las palabras a la hora de sentirse aceptado o rechazado en el diálogo

Por: Carlos Rodriguez

Una investigación realizada por docentes y egresados de la Universidad Austral reveló que la aceptación o el rechazo en los diálogos interpersonales se perciben, en mayor medida, a través de gestos, posturas corporales, miradas y tonos de voz, más que por las palabras explícitas. El estudio, desarrollado entre 2020 y 2025, analizó 558 señales registradas por alumnos de posgrado y concluyó que el 60 % de los feedbacks de aceptación fueron no verbales.

“El cuerpo habla incluso cuando no somos plenamente conscientes de ello. Muchas veces creemos que aceptamos con palabras, pero el otro lo percibe, sobre todo, a través de nuestra mirada, nuestra postura y el tiempo que le damos”, explicó Roxana Fantin, investigadora y una de las autoras del trabajo.

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El estudio, titulado “Una aproximación al campo: Feedbacks de aceptación/rechazo”, fue desarrollado por Roxana Fantin junto con María Soledad Jouliá, Marina López Saudibet y Agustina Zapiola, y se basó en una muestra de 143 estudiantes de posgrado de la Universidad Austral. Durante una semana, los participantes registraron de manera libre las señales verbales y no verbales de aceptación y rechazo que percibían en sus diálogos interpersonales cotidianos.

Los resultados generales muestran una clara predominancia de la aceptación por sobre el rechazo: se identificaron 425 señales de aceptación frente a 133 de rechazo. Además, se observó una alta coincidencia en los términos utilizados por los alumnos para describir sus percepciones y una notable riqueza en el nivel de detalle de los registros. Es así que uno de los valores principales del estudio consistió en detectar categorías sobre la base de la autopercepción de los participantes. “Solemos pensar que aceptar al otro es estar de acuerdo con lo que dice, pero en esta muestra se advierte que es mucho más complejo y el silencio tiene un rol especial”, explica Fantin.

Entre los principales hallazgos, se destaca que la mirada atenta es la variable de mayor peso para percibir la aceptación. En el extremo opuesto, la falta de mirada aparece como el signo más fuerte de no aceptación. A esto se suman otros factores clave como la postura corporal relajada, el tono de voz pausado, el silencio respetuoso y el tiempo disponible para el otro.

“Lo que más impacto genera en el otro no es tanto si estamos de acuerdo o no con lo que dice, sino si siente que estamos ahí, presentes, disponibles, escuchando de verdad”, señaló Fantin. “Aceptar, desde esta perspectiva, es antes que nada permanecer en el diálogo y su contrario se percibe a través de micro movimientos como un “deseo de huida”.

El estudio también identificó que el 50 % de los registros de aceptación se vinculan con la capacidad atencional, mientras que un 30 % se relaciona con el tiempo disponible durante la interacción. Por el contrario, el rechazo suele manifestarse a través de interrupciones, cuerpo inquieto, rigidez corporal, tono de voz cortante, monosílabos y falta de priorización del diálogo. “Los feedbacks registrados nos permiten inferir que el sentirse ignorado en el diálogo está por encima, como signo de rechazo, al desacuerdo de ideas”, destaca Fantin.

Desde el enfoque teórico, la investigación se inscribe en la perspectiva de Emmanuel Levinas, para quien aceptar implica recibir a la persona en su totalidad, más allá del acuerdo o desacuerdo con sus ideas, en una dimensión afectiva, espiritual y pre-cognitiva. “La aceptación no es solamente un acto racional. Es también afectiva, corporal, incluso espiritual. Y eso se refleja claramente en los resultados que obtuvimos”, subrayó Fantin.

Otro dato relevante es que las experiencias de aceptación y rechazo no se perciben a partir de un solo gesto aislado, sino por la combinación de múltiples manifestaciones interdependientes, tanto verbales como no verbales. “No es una sola señal la que define si alguien se siente aceptado, sino un entramado de gestos, silencios, miradas y tonos que se van articulando en el intercambio”, agregó la investigadora.

La investigación no busca generalizar los resultados, sino abrir nuevas preguntas sobre cómo se construye la aceptación en el diálogo, qué relación existe entre atención y acuerdo, y hasta qué punto estas percepciones dependen del contexto y de la subjetividad de cada persona.

 

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