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27 de noviembre de 2025

Anestesias, vacunas y marcapasos

Maletín de emergencias quirúrgicas

Por: Francisco Álvarez (El Recopilador)

Historias cercanas.
Halladas a la vuelta de una esquina.

Cirugía sin anestesia. 

El Dr. Robert Liston médico británico
de cuando la anestesia casi no existía.

En el siglo XIX, antes de que existiera una anestesia efectiva, las operaciones eran una carrera contra el dolor y la muerte. Y en ese mundo brutal, el Dr. Robert Liston se convirtió en leyenda.

Este médico británico era capaz de amputar una pierna y coser la piel en menos de tres minutos. Su rapidez era tan célebre que los pacientes hacían fila durante días solo para tener una oportunidad con él. Incluso se decía que sostenía un cuchillo ensangrentado entre los dientes mientras operaba, para ganar segundos preciosos.

Liston reunía a sus estudiantes para cronometrar sus intervenciones. Su lema parecía ser: ‘cuanto más rápido, mejor’.  Y en muchos casos, funcionaba. Su tasa de supervivencia era mayor que la de sus colegas.

Pero esa velocidad tenía un precio. En una ocasión, amputó por error los testículos del paciente junto con la pierna. En otra, la tragedia fue aún más absurda: durante una amputación, le cortó un dedo a su asistente y rasgó la chaqueta de un espectador. El paciente y el ayudante murieron por gangrena. El espectador murió del susto.

Fue la única operación registrada con una tasa de mortalidad del 300%.

Una historia tan escalofriante como fascinante. Porque en aquellos tiempos, salvar vidas era un acto desesperado… y a veces, una ruleta de cuchillos.-

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La vacuna Sabin Oral

Nunca fue tan fácil vacunar un niño
bastaban dos gotitas sobre un terrón de azúcar,
introducir en la boca y allí disolverse.

En una época donde la poliomielitis paralizaba a miles de niños cada año, un médico tomó una decisión que cambiaría la historia… no solo de la medicina, sino de la humanidad.
Albert Bruce Sabin nació en 1906, en Białystok, Polonia. Judío de origen, emigró a Estados Unidos donde se nacionalizó, se formó como médico y dedicó su vida a la investigación viral.

A mediados del siglo XX, mientras otros competían por patentes y prestigio, Sabin desarrolló una vacuna oral contra la polio —fácil de administrar, efectiva y segura— que sería clave para erradicar la enfermedad en muchos países.

Cuando llegó el momento de decidir, Sabin lo tuvo claro:
«Muchos insistieron en que patentara la vacuna, pero no quise. Este es mi regalo para todos los niños del mundo».
Renunció a cualquier ganancia. Gracias a su decisión, entre 1959 y 1961, millones de niños fueron vacunados en Europa del Este, Asia y otras regiones. En Italia, su vacuna fue autorizada en 1963 y obligatoria en 1966, erradicando la polio del país. En Argentina se aplicó en 1960.
Albert Sabin no solo curó una enfermedad. Nos dejó una lección más profunda: que el conocimiento, cuando se comparte sin condiciones, puede convertirse en el mayor acto de amor.

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¿Sabías que el marcapasos fue inventado gracias a un error en un laboratorio? 

Una resistencia eléctrica erróneamente colocada
resultó el origen del marcapasos

En 1956, Wilson Greatbatch, un ingeniero estadounidense, trabajaba en un dispositivo para grabar los sonidos del corazón. Pero al construir el circuito, colocó por accidente una resistencia equivocada. De repente, el aparato comenzó a emitir pulsos rítmicos.
En lugar de desecharlo, Greatbatch notó que esos pulsos eran similares a los latidos del corazón humano. ¡Había creado, sin querer, un ritmo eléctrico constante

Con esa chispa de inspiración, desarrolló el primer marcapasos implantable del mundo. Hasta entonces, los marcapasos eran enormes, externos y peligrosos. Su invento era pequeño, seguro y podía colocarse dentro del cuerpo. En 1960, el primer paciente recibió uno… y vivió más de una década gracias a él.
Desde entonces, millones de vidas han sido salvadas por este pequeño error transformado en genialidad. Hoy, los marcapasos modernos son más pequeños que una caja de fósforos y pueden durar hasta 15 años dentro del cuerpo.
Todo comenzó con una resistencia mal colocada. Un error que se convirtió en esperanza para millones.

Fuente: Archivo de El Recopilador.

   

 

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