LAS MIL Y UNA SALSA
7 de septiembre de 2025
Salsa Rústica: el secreto mediterráneo que eleva cualquier plato casero

Con tomates frescos, ajo, morrones y aceitunas, la salsa Rústica combina tradición mediterránea con un sabor intenso y versátil para todo tipo de platos.
La salsa Rústica tiene sus raíces en la tradición mediterránea, principalmente en Italia y España, donde la cocina hogareña se caracterizaba por aprovechar lo que había disponible en la huerta: tomates frescos, ajo, cebolla, hierbas y aceite de oliva. A diferencia de otras salsas más refinadas, la Rústica se preparaba sin colar ni procesar los tomates, conservando su textura natural en trozos.
Su nombre proviene justamente de esa apariencia artesanal y menos elaborada, que evocaba lo rural, lo casero y lo simple. Era la salsa de las familias campesinas, hecha en grandes cantidades durante la temporada de tomates para guardar y usar a lo largo del año.
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Con el tiempo, la salsa Rústica fue adoptada en restaurantes y trattorias, convirtiéndose en una de las preparaciones más populares por su sabor fresco y su versatilidad. Hoy se encuentra en recetas que van desde pastas y pizzas hasta carnes, pescados y bruschettas, siempre manteniendo ese espíritu de sencillez y autenticidad que la caracteriza.
Ingredientes:
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5 tomates maduros
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1 morrón rojo grande
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1 cebolla pequeña
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2 dientes de ajo
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3 cucharadas de aceite de oliva
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80 g de aceitunas verdes o negras descarozadas
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1 ramita de albahaca fresca (o perejil)
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Sal y pimienta a gusto
Preparación:
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Picar la cebolla, el ajo y el morrón en cubos pequeños.
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Saltear en aceite de oliva hasta que estén tiernos.
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Incorporar los tomates en cubos y cocinar a fuego medio.
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Sumar las aceitunas en rodajas y condimentar con sal y pimienta.
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Cocinar brevemente para mantener la textura rústica y terminar con albahaca fresca.
La salsa Rústica es muy versátil y se usa en una gran variedad de comidas, siempre aportando frescura y un toque artesanal gracias a su textura con trozos de tomate. Algunas de las preparaciones más habituales son:
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Pastas frescas o secas: es uno de sus usos más tradicionales, especialmente con spaghetti, penne o tagliatelle.
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Pizzas caseras: como base en lugar de la salsa de tomate común, le da más sabor y cuerpo.
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Carnes a la parrilla o al horno: combina muy bien con pollo, cerdo y carnes rojas, aportando acidez y suavidad.
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Pescados y mariscos: se utiliza como acompañamiento para bacalao, merluza, mejillones o calamares.
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Bruschettas o panes caseros: ideal como cobertura de pan tostado junto a un chorrito de aceite de oliva.
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Arroces y guisos mediterráneos: se incorpora como parte de la cocción para dar sabor y color.
En síntesis, la salsa Rústica se adapta tanto a platos simples de todos los días como a recetas más elaboradas, siempre resaltando lo mejor de la cocina mediterránea.
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