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LAS MIL Y UNA SALSA

7 de diciembre de 2025

La salsa napolitana perfecta: simple, aromática y lista para cualquier plato

Por: Carlos Rodriguez

Clásica, versátil y profundamente sabrosa, la salsa napolitana es un emblema italiano que conquista mesas en todo el mundo. Conocé su origen, cómo hacerla e incorporarla a tus comidas.

Historia de la salsa napolitana

La salsa napolitana tiene su origen en Nápoles, en el sur de Italia, una región donde el tomate se convirtió en protagonista absoluto desde hace siglos. Aunque hoy parece imposible imaginar la cocina italiana sin tomate, este fruto recién llegó a Europa después del descubrimiento de América y durante mucho tiempo fue visto con desconfianza.

Fue recién entre los siglos XVII y XVIII cuando los napolitanos empezaron a incorporarlo a sus recetas, primero como curiosidad y después como ingrediente central. Nápoles, con su clima cálido y su cultura gastronómica basada en productos simples pero sabrosos, fue el lugar ideal para que naciera una salsa que combinara tomate, aceite de oliva, ajo, hierbas y cocción lenta.

La primera receta escrita de una salsa similar aparece en 1692, aunque su nombre y su forma actual se consolidaron más adelante, cuando el tomate ya era parte de la dieta cotidiana. Para el siglo XIX, la salsa napolitana se había transformado en un emblema de la cocina del pueblo: accesible, rendidora y llena de sabor.

Con la gran inmigración italiana hacia América —incluida la llegada masiva a la Argentina— la salsa napolitana cruzó el océano y se volvió un clásico en las casas y bodegones. Hoy es la base de muchísimas preparaciones: pastas, pizzas, milanesas a la napolitana, carnes al horno, albóndigas y platos gratinados.

Su espíritu sigue siendo el mismo desde hace más de 300 años: pocos ingredientes, bien usados, y una cocción paciente que transforma lo simple en algo memorable.

Ingredientes

  • 800 g de tomates perita maduros o 1 lata de tomate triturado

  • 3 dientes de ajo picados

  • 1 cebolla chica picada

  • 4 cdas de aceite de oliva

  • 1 cda de azúcar (opcional, para corregir acidez)

  • 1 hoja de laurel

  • Sal y pimienta a gusto

  • Albahaca fresca (un puñado)

  • Orégano seco (opcional)

Preparación

  1. Preparar los tomates:
    Si usás tomates frescos, hacer una cruz en la base, hervirlos 1 minuto, pasar a agua fría y pelarlos. Luego picarlos o triturarlos.

  2. Sofrito base:
    En una olla, calentar el aceite de oliva y saltear la cebolla a fuego medio hasta que quede transparente.
    Agregar el ajo y cocinar 1 minuto más, sin que se queme.

  3. Incorporar los tomates:
    Agregar el tomate picado o triturado y mezclar bien.

  4. Condimentar:
    Sumar la hoja de laurel, sal, pimienta y, si el tomate está muy ácido, una cucharadita de azúcar.

  5. Cocción lenta:
    Cocinar tapado a fuego bajo entre 25 y 35 minutos, removiendo de vez en cuando hasta que la salsa reduzca y espese.

  6. Final aromático:
    Apagar el fuego y agregar un puñado de albahaca fresca y, si se desea, un toque de orégano.

  7. Rectificar sal y textura:
    Si la querés más fina, procesarla o pasarla por un mixer.

En qué comidas se suele usar

La salsa napolitana es uno de los acompañamientos más versátiles de la cocina italiana y mundial. Se usa en:

  • Pastas (spaghetti, penne, ñoquis)

  • Pizza napolitana o fugazzeta con salsa

  • Milanesas a la napolitana

  • Pollo y carnes al horno

  • Albóndigas con salsa

  • Lasagnas y canelones

  • Arroz o verduras gratinadas

También es la base ideal para salsas más complejas, como la marinara, la puttanesca o la amatriciana.

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