COCINA PARA TODOS
14 de junio de 2025
Crujientes, sabrosos y adictivos: los torreznos que están conquistando el mundo

Del desayuno castellano al tapeo gourmet, los torreznos pasaron de ser un bocado humilde a convertirse en una auténtica estrella gastronómica. Te contamos su historia y cómo prepararlos en casa.
Historia de los torreznos
Los torreznos son una delicia tradicional de la gastronomía española, especialmente de la región de Castilla y León, donde se los considera casi patrimonio cultural. Su origen se remonta a tiempos medievales, cuando se buscaban formas de conservar y aprovechar al máximo la carne del cerdo.
El torrezno es, básicamente, panceta de cerdo curada y luego frita, lo que da como resultado una tira crujiente por fuera y jugosa por dentro. Se cree que su nombre deriva del verbo "torrar", es decir, asar o tostar, en referencia a su cocción.
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Durante siglos fue un alimento típico de campesinos y trabajadores, fuente de energía para jornadas duras. Hoy, los torreznos han sido redescubiertos por chefs y amantes de la cocina tradicional, y no faltan en bares, ferias y restaurantes de alta cocina. Incluso existen concursos y rutas gastronómicas dedicadas exclusivamente a este manjar.
Ingredientes
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1 kg de panceta de cerdo con piel (preferentemente curada o adobada)
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Sal gruesa a gusto
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Aceite (de girasol o mezcla con oliva para freír)
Opcional: pimentón dulce o ahumado para espolvorear al final
Preparación paso a paso
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Preparar la panceta: Si la panceta es fresca, conviene curarla con sal y pimentón por al menos 24 horas en la heladera. Luego, secarla bien antes de cocinar.
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Cortar los torreznos: Cortar la panceta en tiras de 1,5 a 2 cm de ancho, asegurándose de que cada pieza tenga piel.
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Secado previo (opcional pero recomendado): Dejar las tiras unas horas al aire o darles un golpe de horno suave (100 °C por 40 minutos) con la piel hacia arriba para deshidratarla levemente. Esto ayuda a que queden bien crocantes.
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Fritura lenta: Colocar las tiras en una sartén profunda con aceite templado (120-130 °C) y cocinarlas durante 20-30 minutos. La piel se irá inflando como un chicharrón. Ir girándolas para una cocción pareja.
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Fritura final (dorado): Subir la temperatura del aceite (a 180 °C) y dorar los torreznos por unos minutos hasta que estén crujientes y dorados.
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Escurrir y servir: Retirar del aceite, dejar sobre papel absorbente y espolvorear con sal gruesa o pimentón si se desea.
Los torreznos se pueden comer solos, como tapa, con huevos fritos o acompañando guisos. Su textura y sabor los convierten en un bocado irresistible que une pasado y presente en cada mordida. ¿Te animás a hacerlos en casa?
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