La dura derrota del PRO en la Ciudad de Buenos Aires abrió una crisis interna sin precedentes dentro del partido que lidera Mauricio Macri, quien, lejos de encabezar la reconfiguración de su espacio, optó por dejar el país. Mientras los sectores más dialoguistas del PRO le atribuyen la responsabilidad principal del resultado, el expresidente emprendió un viaje que lo llevará a Madrid y Medio Oriente, justo cuando el partido atraviesa su momento más delicado desde su fundación.

Según señalaron desde su entorno, Macri participará de un homenaje a Mario Vargas Llosa organizado por la Fundación Libertad en España, y luego continuará su agenda internacional. En el partido amarillo, sin embargo, no pocos interpretan su partida como una forma de esquivar los múltiples pases de factura que le esperan por haber encabezado la estrategia electoral que fracasó. “Lo de Ficha Limpia no rindió”, reconoció un dirigente cercano a la línea acuerdista del PRO.

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La decisión de desdoblar la elección porteña, el involucramiento personal en la campaña y la elección de una candidata que no logró consolidarse como opción competitiva frente al oficialismo libertario y al peronismo son parte del diagnóstico que elaboran quienes reclaman una autocrítica profunda. “Los que armaron una estrategia atomizada fueron los primos Macri. Hay que hacer autocrítica y repensar las alianzas, en lugar de seguir diciendo que Horacio nos cagó”, apuntó un referente con peso en la Ciudad.

Jorge Macri, actual jefe de Gobierno porteño, tampoco quedó exento de las críticas. Le reclaman no solo el rumbo político sino también la gestión. Algunos sectores piden cambios inmediatos en el gabinete, con cuestionamientos directos al secretario de Gobierno, César Torres, al ministro de Espacio Público, Ignacio Biastocchi, y al flamante titular de Seguridad, Horacio Giménez. Incluso se menciona la posibilidad de incorporar a María Eugenia Vidal a un cargo de visibilidad como la jefatura de Gabinete. No obstante, desde su entorno aseguraron que “no va a haber cambios en el Gabinete” y que “se nacionalizó la elección y la gente le dio un respaldo al Presidente basado en el plan económico”.

En paralelo, las negociaciones con La Libertad Avanza quedaron en manos de Cristian Ritondo y Diego Santilli, aunque el espacio libertario descartó avanzar en un frente electoral y busca sumar dirigentes a título individual. “Si hay respeto, nosotros estamos dispuestos a ver a dónde vamos. Hoy tenemos que desandar un paso en términos de poder volver a hablar respetuosamente. Volveremos a hablar internamente en el partido pero lo que yo siento es lo que yo dije. Los que estaban regalados ya se pasaron. Los que quedan tienen valores”, afirmó Macri antes de su partida.

El bloque de diputados nacionales del PRO también atraviesa tensiones. La convivencia entre macristas, bullrichistas y larretistas bajo la conducción de Ritondo está en riesgo, y ya comenzaron a firmarse dictámenes por separado. La posibilidad de una fractura aparece en el horizonte cercano, con sectores que evalúan romper formalmente y reagruparse bajo nuevas conducciones.

Con su liderazgo en entredicho y un mapa político adverso, el PRO enfrenta una encrucijada: redefinir su identidad y estrategia en la oposición o continuar profundizando su crisis interna mientras La Libertad Avanza sigue captando parte de su electorado histórico. Mientras tanto, su principal referente político recorre el mundo.