SOCIAL
21 de abril de 2025
Murió el Papa Francisco: el argentino que quiso cambiar la Iglesia y enfrentó al poder desde Roma

Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco, falleció hoy en el Vaticano a los 88 años. Fue el primer Papa argentino y latinoamericano, una figura clave de la Iglesia del siglo XXI, reconocido por su compromiso con los pobres, la justicia social y el diálogo interreligioso.
El mundo despide a un Papa distinto. Jorge Mario Bergoglio, el primer pontífice latinoamericano, jesuita y argentino, murió este 21 de abril en Roma, a los 88 años, tras una prolongada internación. Su partida deja un legado profundo y polémico: fue el Papa que habló de pobreza, migración, cambio climático y abusos sexuales dentro de la Iglesia, sin rodeos ni eufemismos. También el que eligió vivir en un pequeño departamento en lugar del lujoso palacio pontificio. “Mi gente es pobre y yo soy uno de ellos”, solía repetir, como una declaración de principios.
Francisco apareció por última vez en público durante las celebraciones de Semana Santa, apenas recuperado de una infección pulmonar. Su salud venía deteriorándose desde hacía tiempo: problemas respiratorios, operaciones múltiples y una silla de ruedas que, lejos de detenerlo, lo acompañaba en una rutina que incluyó hasta el final audiencias, nombramientos de obispos y llamados telefónicos a zonas de guerra como Gaza. “Todavía vivo lamentablemente, debido a ustedes”, bromeaba con sus médicos.
ÚNETE A NUESTRO CANAL DE TELEGRAM.
👉 https://t.me/noticiasconenfoqueprensa
Ofrecemos lo más relevante en noticias.
Había nacido en el barrio de Flores, Buenos Aires, el 17 de diciembre de 1936. De familia italiana, fue técnico químico antes de ordenarse sacerdote en 1969. En los años ‘70, durante la dictadura militar, algunos lo señalaron por no haber hecho lo suficiente para evitar el secuestro de dos sacerdotes jesuitas. Pero con el tiempo, incluso uno de ellos, Francisco Jalics, descartó que Bergoglio los hubiera “entregado”. “Bergoglio trató de ayudar en lo posible”, afirmó el Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel.
Fue nombrado arzobispo de Buenos Aires en 1998 y cardenal en 2001 por Juan Pablo II. En marzo de 2013, tras la renuncia de Benedicto XVI, el mundo lo vio aparecer en el balcón del Vaticano como el nuevo Papa. Eligió llamarse Francisco, en homenaje a San Francisco de Asís, el santo que predicaba la humildad, el amor por los pobres y la defensa de la naturaleza. Desde entonces, buscó que la Iglesia acompañara a los olvidados del sistema y abrió frentes que incomodaron a muchos dentro del Vaticano.
Durante su pontificado impulsó reformas clave: mayor transparencia financiera, mecanismos más ágiles para juzgar abusos sexuales, y una mayor inclusión de mujeres en puestos de decisión. Aunque el sínodo de 2024 bloqueó su deseo de ampliar aún más su participación, logró que más de 1.165 mujeres trabajaran en el Vaticano, cifra récord. También modificó normas del Derecho Canónico, publicó cuatro encíclicas –entre ellas “Laudato si” y “Fratelli tutti”– y dedicó sus mensajes navideños y pascuales a denunciar las guerras, el hambre y las desigualdades.
En sus doce años como líder de la Iglesia católica, visitó 58 países, entre ellos diez de América Latina. Su primer viaje fue a Lampedusa, isla símbolo de la migración africana hacia Europa, donde arrojó flores al Mediterráneo en memoria de los que murieron intentando cruzarlo. Pero nunca regresó a la Argentina. Algunos decían que no quería quedar atrapado en internas políticas. Otros, que esperaba el momento justo. Lo cierto es que, en varias entrevistas, había insinuado que planeaba venir en 2025.
Francisco no dejó de trabajar ni siquiera durante sus días finales en el hospital Gemelli, donde ya había sido internado varias veces por neumonía y problemas estomacales. En ese “departamento de los Papas” también fue visitado por la primera ministra italiana Giorgia Meloni, que lo encontró “de buen humor y bromeando como siempre”.
Este año había publicado su autobiografía, Spera, escrita junto al periodista italiano Fabio Marchese Ragona. Según el propio Bergoglio, pensaba lanzarla después de su muerte. Pero cambió de idea por el Jubileo de la Esperanza, una iniciativa global que había inaugurado en diciembre de 2024: “la esperanza es lo que le hace falta al mundo en este momento histórico de desastres naturales, guerras y crisis económicas”, dijo.
Ahora comienza el cónclave que elegirá al próximo Papa. Pero nadie podrá ocupar su lugar en el corazón de quienes vieron en él a un líder diferente, valiente, incómodo para muchos, pero coherente hasta el final.
Seguinos