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5 de abril de 2025

Trump creó el monstruo que quiso evitar: China, Japón y Corea se unen frente a su guerra comercial

Por: Carlos Rodriguez

Los tres gigantes asiáticos, históricamente enfrentados, avanzaron en un acuerdo conjunto tras la ofensiva arancelaria de Trump. Especialistas advierten que la estrategia podría salirle cara a Estados Unidos y consolidar un bloque económico regional inesperado.

La política de guerra comercial impulsada por Donald Trump acaba de producir un efecto que hasta hace poco parecía imposible: China, Corea del Sur y Japón dejaron atrás décadas de tensiones para acercar posiciones y enfrentar juntos las nuevas tarifas punitivas impuestas por Washington. Los ministros de Comercio de los tres países se reunieron en Seúl —algo que no ocurría desde hacía seis años— y se mostraron unidos en defensa de sus economías, en una postal que empieza a cambiar el mapa del poder global.

"Continuaremos trabajando para garantizar la igualdad de condiciones a escala mundial a fin de fomentar un entorno comercial y de inversión libre. Apoyamos el sistema de comercio multilateral basado en normas, abierto, inclusivo, transparente y no discriminatorio, cuyo núcleo es la Organización Mundial del Comercio", expresaron en un comunicado conjunto los ministros Mutō Yōji (Japón), Wang Wentao (China) y Ahn Duk-geun (Corea del Sur), sellando el nuevo acercamiento. El peso que pueden tener no es menor: juntos representan el 20% de la población mundial, el 24% del PBI global y el 19% del comercio internacional de mercancías.

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El sorpresivo acuerdo fue impulsado por la decisión de Trump de aumentar los aranceles a las importaciones asiáticas: un 54% sobre productos chinos —sumando un 34% extra al 20% ya vigente—, 25% a bienes de Corea del Sur y 24% a los de Japón. Las nuevas barreras alcanzan también a países del sudeste asiático, como Tailandia, Indonesia, Camboya y Bangladesh, y no excluyen a los socios de la Unión Europea. La respuesta de los mercados no tardó en llegar: caídas generalizadas en las bolsas y renovados temores de recesión en Estados Unidos.

"A la reunión la veo como una medida muy positiva, un punto de inflexión para la mirada que se tiene de estos tres países y su forma de vincularse. No se había pensado que se podía hacer una alianza fuerte entre ellos tres, y creo que esta reunión es una muestra de que están dispuestos a defender sus economías, su pleno empleo. Creo que China puede volver a ser el ganador de esta medida de Estados Unidos y puede ser un gran ganador regional porque esta medida también va a afectar a los países del sudeste asiático, donde también China viene a reemplazar ese papel", analizó la investigadora del Conicet y especialista en Corea, Pilar Álvarez.

Según la especialista, las diferencias históricas entre Tokio, Pekín y Seúl en materia de política exterior no impiden una "revalorización fuerte de la región" frente a las amenazas comerciales que llegan desde Washington. En ese contexto, recordó que China, pese a la desaceleración que sufrió tras la pandemia, mantiene una expansión económica razonable, mientras que Japón y Corea apelaron a devaluaciones para proteger su mercado interno.

Verónica Pérez Taffi, directora de la carrera de Relaciones Internacionales de la Universidad del Salvador (USAL), coincidió en que el movimiento apunta a "rediseñar sus políticas de cooperación regional en relación a las cadenas de suministros, inversiones, exportaciones de alta tecnología, textiles, alimentos y semiconductores principalmente". A su juicio, no se trata de alianzas ideológicas ni de acuerdos rígidos, sino de realineamientos pragmáticos: "Estos realineamientos no tienen la rigidez de una alianza, ni están inspirados en lo ideológico. No es momento de alineamientos irrestrictos".

Paradójicamente, el endurecimiento de Trump podría terminar debilitando las propias iniciativas estadounidenses en la región, como la Chip 4 Alliance —o Fab4—, que buscaba garantizar el acceso a semiconductores con Japón, Corea del Sur y Taiwán como aliados. También golpea la estrategia del Marco Económico del Indo-Pacífico, un proyecto que pretendía reforzar la presencia de Estados Unidos frente al avance chino.

Mientras tanto, en el propio Estados Unidos crecen las voces de alarma: el impacto económico de los nuevos aranceles amenaza con golpear el consumo interno y acelerar una recesión. Según medios locales, el propio Trump se mostró preocupado en privado por los efectos secundarios de su apuesta, que podría estar sentando las bases de un bloque asiático más fuerte y cohesionado que nunca.

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