El presidente Javier Milei quedó en el centro de la polémica tras haber promovido en sus redes sociales la criptomoneda $LIBRA, un activo digital que, en cuestión de minutos, multiplicó su valor hasta alcanzar una capitalización de mercado de 4.500 millones de dólares. Sin embargo, la euforia duró poco: horas después, la moneda se desplomó y más de 44.000 inversores de distintos países vieron cómo sus fondos se esfumaban. La oposición denuncia que se trató de una maniobra fraudulenta y exige que el mandatario rinda cuentas.

La controversia comenzó cuando Milei publicó en su cuenta de X un mensaje en el que recomendaba invertir en $LIBRA, una criptomoneda que, según sus propias palabras, tenía como objetivo “impulsar empresas argentinas y acompañar el crecimiento económico del país”. El tuit permaneció fijado en su perfil durante varias horas y también fue replicado en su cuenta de Instagram. La respuesta del mercado fue inmediata: el precio del token, que en su lanzamiento valía centavos, alcanzó los 5 dólares en menos de media hora.

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El abrupto crecimiento generó sospechas entre los expertos en criptomonedas, que pronto advirtieron que el 70% del capital estaba concentrado en manos de tres billeteras. Al detectarse esa irregularidad, se inició una venta masiva de los tokens, lo que provocó la caída estrepitosa de su valor. En pocas horas, $LIBRA volvió a valer centavos y los inversores que no alcanzaron a salir a tiempo quedaron con activos prácticamente sin valor. Mientras tanto, un grupo de ocho personas, cuya identidad permanece anónima, se retiró con ganancias por más de 107 millones de dólares.

El escándalo adquirió dimensiones internacionales cuando medios extranjeros comenzaron a cuestionar el rol del presidente en la maniobra. Desde la Casa Rosada negaron cualquier participación directa y aseguraron que Milei “no estaba interiorizado” en los detalles del proyecto. La empresa KIP Protocol, responsable del desarrollo de la criptomoneda, emitió un comunicado en el que afirmaba que el mandatario “no estuvo ni está involucrado” en el emprendimiento, aunque documentos filtrados revelaron que su CEO, Julian Peh, mantuvo reuniones con el jefe de Estado en octubre del año pasado.

En el ámbito político, la reacción no se hizo esperar. Legisladores de Unión por la Patria presentaron un pedido de juicio político contra el presidente por considerar que su accionar fue “una estafa organizada desde el Estado”. En paralelo, analistas advierten que la credibilidad de Milei dentro del mundo financiero podría verse afectada y temen que la inestabilidad generada tenga repercusiones en los mercados cuando reanuden sus operaciones.

Mientras el gobierno intenta contener el impacto de la crisis, las redes sociales no tardaron en reaccionar. El presidente de Colombia, Gustavo Petro, ironizó sobre la situación y le sugirió a Milei “invertir en café colombiano, que también se vende por libras”. En los foros especializados en criptomonedas, los usuarios compararon el episodio con el colapso de otros activos digitales promovidos por figuras políticas, como el caso de la moneda de Donald Trump, que tuvo un crecimiento explosivo antes de desmoronarse.

Pese al escándalo, el gobierno mantiene su postura y descarta cualquier responsabilidad. Sin embargo, la controversia sigue creciendo y las investigaciones avanzan tanto en Argentina como en el exterior. La posibilidad de que tribunales internacionales intervengan en el caso genera aún más incertidumbre sobre las consecuencias que podría enfrentar el presidente, mientras el impacto en la economía real sigue siendo una incógnita.