En un discurso pronunciado en el Foro Económico Mundial de Davos, el presidente Javier Milei volvió a la carga con ataques dirigidos a minorías y colectivos vulnerabilizados, lo que generó una cascada de críticas tanto en el ámbito local como internacional. Tras amenazar días atrás con “perseguir hasta el último rincón” a los “zurdos hijos de puta”, Milei utilizó su intervención en el foro para arremeter contra personas trans, parejas homosexuales, mujeres y migrantes, calificando sus demandas de derechos como parte de una “epidemia” que debe ser erradicada.

En su discurso, Milei calificó al “wokismo” como “el cáncer que hay que extirpar” y lo vinculó con conceptos como feminismo, diversidad, inclusión, equidad, ideología de género, inmigración y ecologismo. “Estamos en guerra contra esta cultura hegemónica que destruye valores fundamentales”, afirmó el mandatario, alineándose con narrativas características de la ultraderecha internacional.

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Entre sus afirmaciones más controvertidas, Milei acusó a las parejas homosexuales que adoptan hijos de promover la pedofilia, a las personas trans de someter a niños a “mutilaciones irreversibles” y a las mujeres feministas de buscar “privilegios” por sobre los hombres. Además, calificó a los migrantes como una “horda” que abusa y comete crímenes, replicando retóricas xenófobas ampliamente criticadas a nivel global.

Las reacciones fueron inmediatas. Organismos de derechos humanos, organizaciones feministas y colectivos LGBT+, como Ni Una Menos y el Frente Nacional Orgullo y Lucha, calificaron las declaraciones de Milei como incitaciones al odio y violencia, advirtiendo sobre el peligro que estas representan para los avances en derechos humanos alcanzados en las últimas décadas. Amnistía Internacional, por su parte, publicó cifras desmintiendo varios de los dichos del presidente, subrayando las desigualdades estructurales que Milei niega.

Respuesta política

Dirigentes de distintos sectores políticos también se pronunciaron en contra del discurso presidencial. La diputada Danya Tavela lo calificó como “apartheid discursivo”, mientras que el ex jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta pidió “basta de violencia” y abogó por el respeto al pluralismo. Desde la izquierda, Myriam Bregman anunció nuevas denuncias contra Milei, al igual que el diputado socialista Esteban Paulón, quienes consideran que las declaraciones del mandatario vulneran la legislación nacional e internacional de derechos humanos.

Incluso figuras de su propio espacio intentaron justificar el discurso sin éxito. El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, minimizó el impacto de las campañas de diversidad, recomendando a las personas homosexuales “vivir de las puertas para adentro”. Estas declaraciones no hicieron más que aumentar las críticas.

Las palabras de Milei no solo causaron indignación en sectores progresistas, sino que también alarmaron a dirigentes de la derecha moderada, que lo acusaron de polarizar y fomentar el odio. Además, refuerzan la percepción de un gobierno que prioriza una agenda basada en confrontaciones culturales, mientras enfrenta cuestionamientos por los recortes en educación, salud y políticas sociales.

El discurso de Milei en Davos no solo fue una señal para sus aliados en la ultraderecha internacional, sino también un recordatorio del impacto que pueden tener los discursos de odio en una sociedad ya marcada por profundas divisiones y desigualdades. El desafío para los sectores democráticos será sostener y fortalecer los consensos alcanzados en materia de derechos humanos frente a este nuevo escenario.