EL RECOPILADOR
7 de noviembre de 2024
La amante
Unos años después de que yo naciera, mi padre conoció a una extraña recién llegada a nuestro pequeño pueblo. Desde el principio, mi padre estaba fascinado con ella y luego la invitó a vivir con nosotros.
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Halladas a la vuelta de una esquina.
La extraña aceptó y, sorprendentemente, ¡mi madre también!
Mientras crecía, en mi mente joven, ella ya tenía un lugar muy especial.
Mi madre me enseñó lo que era bueno y lo que era malo y mi padre me enseñó a obedecer.
Pero la extraña era más fuerte, nos encantó durante horas hablando de aventuras y misterios.
Ella siempre tenía respuestas a cualquier cosa que quisiéramos saber.
¡Sabía todo del pasado, del presente e incluso podía predecir el futuro!
Lo molesto era que no podíamos estar en desacuerdo con ella.
¡Ella siempre tuvo la última palabra!
Ella fue quien llevó a mi familia al primer partido de fútbol.
Nos hizo reír y llorar.
La extraña casi nunca dejaba de hablar, pero mi padre la amaba.
Mi madre que incluso estaba celosa, nos dijo que nos calláramos para poder escucharla.
A menudo la llevaba a su habitación y se acostaba con ella.
A mi madre no le gustó, pero ella la aceptó. Ahora me pregunto si mi madre alguna vez rezó para que se fuera.
Mi padre dirigía nuestra casa con fuertes convicciones morales, pero la extraña no estaba obligada a seguirlas.
Las peleas, las malas palabras en nuestra familia no fueron permitidas, ni por nuestros amigos ni por nadie que nos visitara.
Sin embargo, ella usó su lenguaje inapropiado, que a veces me quemaba los oídos e hizo que mi padre y mi madre se sonrojaran.
Mi padre nunca nos dio permiso para beber alcohol y fumar, pero ella nos animó y dijo que nos diferenciaba en la sociedad.
Habló libremente (tal vez demasiado) sobre el sexo.
Ahora sé que mis conceptos de relaciones fueron fuertemente influenciados durante mi adolescencia por ella.
A menudo la criticamos, pero a ella no le importaba y no quería salir de nuestra casa. Pero también estábamos confabulando con toda esta situación.
Han pasado más de cincuenta años desde que la extraña vino a nuestra familia. Desde entonces, ha cambiado mucho, pero sigue siendo joven, práctica, hermosa y elegante.
Está en casa, tranquila, esperando que alguien escuche sus conversaciones o dedique su tiempo libre a hacerle compañía, a admirarla.
¿Su nombre? LA TELEVISIÓN.
Ahora ella tiene un esposo llamado Computador y tuvieron un hijo llamado Tablet y un nieto llamado Móvil.
La extraña ahora tiene una familia...
¿Y la nuestra? Cada uno más lejos del otro...!
Uno nunca debe subestimar el daño que un medio de comunicación puede hacer, sobre todo en el subconsciente, donde archiva gran cantidad de información, en base a la cual podemos llegar a tomar decisiones precipitadas.
Hasta puede destruir familias… y es en quien refugiamos nuestros fracasos.
No todos los componentes de todas las familias que hay en el mundo son iguales, cada cual piensa de manera distinta y ha habido, hay y habrá casos en que estas adicciones no contribuyen a que las familias estén unidas, como pasa con otras adicciones.
No debemos pensar solo por lo que ocurre a nuestro alrededor o lo que nosotros conocemos, el mundo es inmenso, así como la masa de personas y en cualquier momento y lugar puede estar pasando algo así…
Fuente: https://elartedelaestrategia.blogspot.com/2024/05/la-amante.html
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