EL RECOPILADOR
6 de octubre de 2022
Leyendas araucanas con sabores bíblicos
Historias cercanas.
Halladas a la vuelta de una esquina.
Si Bernardo Graiver descubrió en piezas arqueológicas de Santiago del Estero, signos claros de letras arameas y hebreas que ponen en evidencia intercambios y viajes semíticos que datan de miles de años antes de Jesucristo, no es raro que en las leyendas araucanas aparezcan historias bíblicas, recuerdos del diluvio universal y personajes que son similares a otros que existieron en épocas que describen los más viejos libros de la prehistoria de la humanidad. Más aún: el mito de las serpientes gigantescas de la Patagonia hace pensar en los gigantescos ofidios que existieron en la Patagonia en épocas geológicas anteriores y cuyos fósiles fueron señalados por la paleontología.
Así Treng-Treng era la serpiente buena (no hemos podido saber si tiene relación con las que describe Joaquín V. González para La Rioja) amiga de los hombres y Kay-Kay, la gigantesca, la malvada. Hay escenas que recuerdan el arca de Noé, encontrada en las cumbres del Ararat, en Armenia, con lo que la historia bíblica aparece real y se repite en los mitos araucanos. Aquí se entabla la lucha entre el Bien y el Mal, representados por las dos serpientes, que para salvar de la muerte a los seres humanos, los transforman en peces y a los remisos en piedras y rocas. De aquella catástrofe geológico-acuática quedan en la Patagonia, de acuerdo con las leyendas, entre otros, el cerro Millaqueo, ese cerro con aspecto de cara humana que todos hemos visto impresionados desde Bariloche, con mayor realidad cuando lo ilumina el sol del atardecer, con su rostro impasible dirigido hacia el cielo.
Otros cerros han quedado como guardianes de la montaña en sus cumbres y son las fuerzas que aniquilan a los blancos que se atreven a treparlas. Ningún indígena de hoy se atreve a subir hasta las cimas del Dormuyo por temor a la venganza de los dioses. En el valle del Limay son numerosas las estatuas de gigantes esculpidas en las viejas montañas que vigilan el ambiente.
Cerro Dormuyo – Pcia. de Neuquén
Leyendas indígenas, José Líberman- La Historia popular.
Imágenes tomadas de internet, créditos a quienes correspondan.
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