River Plate volvió a vivir una noche de drama copero en el Monumental. Tras igualar 1-1 en los 90 minutos ante Libertad de Paraguay, el equipo de Marcelo Gallardo necesitó de los penales para sellar su pasaje a los cuartos de final de la CONMEBOL Libertadores. Allí, con una actuación decisiva de Franco Armani, que contuvo el último remate de la serie, se impuso 3-1 y se metió entre los ocho mejores del continente.

El partido no fue sencillo. River mostró nuevamente las falencias que lo persiguen durante toda la temporada: irregularidad en el juego, poca continuidad en el dominio y dificultad para sostener ventajas. En el primer tiempo intentó tomar la iniciativa, pero nunca pudo arrinconar del todo a su rival. Sus mejores pasajes estuvieron ligados a la creatividad de Juan Fernando Quintero, que en la segunda etapa debió ser reemplazado tras la expulsión de Giuliano Galoppo.

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El desahogo inicial llegó a los 28 minutos, cuando Sebastián Driussi aprovechó un rebote en el área y marcó el 1-0. Su presencia volvió a ser determinante, ya que con él en cancha el equipo se muestra más cerca del gol. Sin embargo, la alegría duró poco: cerca del final del primer tiempo, Robert Rojas igualó el marcador para Libertad luego de un tiro de esquina, exponiendo una de las mayores debilidades del conjunto de Gallardo, la imposibilidad de manejar los encuentros desde la ventaja.

La segunda parte fue un típico duelo copero: friccionado, cortado y con poco lugar para el juego asociado. La expulsión de Galoppo, apenas a los siete minutos, condicionó a River, que debió reacomodarse y perdió claridad ofensiva con la salida de Quintero. Matías Galarza ingresó en su lugar, pero el equipo quedó atado al empuje y al temperamento, más que a las ideas.

Con el correr de los minutos, Libertad comenzó a aprovechar la superioridad numérica y estuvo cerca de liquidar la serie. River se mostraba agotado, sin respuestas futbolísticas y con la sensación de que la clasificación podía escapársele. El rival, limitado pero sacrificado, complicó mucho más de lo esperado.

Sin embargo, la historia se definió en la tanda de penales, donde el Millonario logró revertir su mala racha. Con precisión en los remates y la seguridad de Armani bajo los tres palos, River ganó 3-1 y desató la euforia en Núñez. El arquero, figura en el tiempo regular y héroe en la definición, fue clave para sellar el pasaje a la próxima ronda.

River no jugó bien y dejó en evidencia problemas repetidos, pero encontró en la resiliencia su mejor arma para seguir con vida en la Libertadores. Ahora, en cuartos de final, lo espera Palmeiras, un desafío de mayor envergadura que pondrá a prueba si el equipo está en condiciones de dar un paso más en la Copa.