Por segunda vez en dos años, la Cámara de Diputados aprobó una suba del presupuesto para las universidades públicas y mejoras salariales para sus docentes. Con 158 votos afirmativos, 75 negativos y 5 abstenciones, el proyecto obtuvo media sanción pero no alcanzó los dos tercios necesarios para blindarlo ante un eventual veto del presidente Javier Milei, como ya ocurrió en 2023.

El debate y la votación dejaron en evidencia el impacto del distanciamiento entre la Casa Rosada y varios gobernadores, en un contexto marcado por el año electoral. Bancadas provinciales que suelen alinearse con el oficialismo, como Innovación Federal, Producción y Trabajo o bloques tucumanos, esta vez acompañaron el proyecto opositor.

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El PRO, principal aliado del gobierno, votó dividido. Mientras algunos legisladores amarillos acompañaron, otros se abstuvieron, como Karina Bachey, Germana Figueroa Casas y Ana Clara Romero, además de Ricardo López Murphy y Francisco Morchio. Desde la UCR se decretó la libertad de acción, y varios diputados radicales votaron a favor.

La aprobación fue respaldada por bloques como Unión por la Patria, Democracia para Siempre, Encuentro Federal, la Coalición Cívica, el Frente de Izquierda y diputados unipersonales como Mario Barletta, Lourdes Arrieta, Sergio Acevedo, Roberto Mirabella y tres integrantes del PRO: Héctor Baldassi, Sofía Brambilla y Álvaro González.

Aunque la media sanción representa un fuerte gesto político, el oficialismo conserva la llave final: al no haberse alcanzado los dos tercios, el presidente Milei podría volver a vetar la norma si también es aprobada por el Senado.