En una noche cargada de simbolismo y firmeza, miles de integrantes de la comunidad universitaria marcharon desde Plaza Houssay hasta el Palacio Pizzurno, sede de la Secretaría de Educación, con antorchas encendidas para visibilizar el profundo deterioro del sistema universitario argentino. La movilización se enmarcó dentro del plan de lucha del Frente Universitario, que articula a rectorados, gremios y federaciones estudiantiles, y busca presionar al Congreso para que trate la Ley de Financiamiento del Sistema Universitario Nacional.

La manifestación en Buenos Aires fue solo una de las múltiples acciones desplegadas en todo el país, con clases públicas, paros, recolección de firmas y actos en universidades de Cuyo, La Plata, Rosario, Tres de Febrero, entre otras. Además, se lanzó la campaña nacional "Un millón de firmas por la universidad pública". La consigna que unificó las protestas fue clara: sin presupuesto no hay universidad, ni investigación, ni futuro.

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El paro universitario de 48 horas, con alto acatamiento según los gremios, expuso la crisis salarial que atraviesa el sector. “Un 10% de los docentes ya abandonó sus cargos. Muchos buscan otros trabajos, incluso manejando Uber, porque el salario no alcanza”, afirmó Carlos De Feo, secretario general de CONADU. La situación es crítica: según un informe de ACIJ, la inversión por estudiante es la más baja desde 2005 y el presupuesto universitario real cayó un 33% desde 2023.

Durante el acto central en la Ciudad de Buenos Aires, Francisca Staiti, titular de Conadu Histórica, exigió la urgente apertura de paritarias y criticó la ausencia de respuestas por parte de la ministra Sandra Pettovello, el secretario de Educación Carlos Torrendell y el subsecretario Alejandro Álvarez. “Estamos acá porque los funcionarios no funcionan. El salario de la docencia universitaria es escandaloso”, sostuvo.

La Ley de Financiamiento, redactada de forma conjunta por los sectores universitarios, propone que el Estado nacional destine progresivamente hasta el 1,5% del PBI a la educación superior para 2031, mediante una asignación automática y coparticipable. Su tratamiento legislativo podría comenzar el 2 de julio si se habilita el quórum para una sesión especial. “Necesitamos saber si los diputados van a representar al pueblo o van a seguir comiendo asados con Milei”, disparó Staiti.

Otro de los ejes del reclamo fue la desaparición de las becas Progresar y Manuel Belgrano, cuyas condiciones de acceso se endurecieron al punto de excluir a miles de estudiantes. “Hoy es casi imposible acceder. En mi facultad nadie la recibió este año”, denunció Chiara de Villaflor, presidenta del centro de estudiantes de la UNDAV. A esto se suma el deterioro en infraestructura y servicios esenciales. “En algunas universidades, lo único que se compra como producto de limpieza es lavandina”, señalaron desde la docencia.

La noche cerró con antorchas encendidas, cánticos y emoción, mientras algunas columnas se acercaron al domicilio de Cristina Fernández de Kirchner, quien saludó brevemente desde el balcón. “Ella fue quien creó 17 universidades, impulsó las becas y el Conectar Igualdad. Por eso también la defendemos”, sostuvo Julia Benito, referente estudiantil de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA.

La comunidad universitaria volvió a prender la llama de la lucha. En medio del ajuste, la precarización y el abandono presupuestario, se prepara una nueva Marcha Federal Universitaria para el segundo semestre, con el objetivo de mantener en alto la defensa de la educación pública, gratuita, de calidad e inclusiva.