En una jornada electoral atravesada por el desinterés ciudadano, el Frente Renovador de la Concordia logró retener el control político de Misiones por más de 26 años, aunque con un resultado que evidenció un desgaste del oficialismo y un contexto general de apatía. La lista encabezada por Sebastián Macías obtenía anoche el 32,5 % de los votos, mientras que La Libertad Avanza se consolidaba como segunda fuerza con el 19,8 %.

Sin embargo, el dato más revelador fue la baja participación: solo el 57 % del padrón acudió a las urnas, con récords negativos como el 51 % en San Pedro, una de las zonas más castigadas por el retroceso en las políticas de protección del agro misionero. La elección estuvo atravesada también por denuncias de irregularidades, la carga de datos frenada al 45 % y la ausencia de representantes nacionales de peso en los búnkeres.

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Carlos Rovira, líder del oficialismo provincial, celebró con perfil bajo. Sin euforia, sostuvo: “Los misioneros ya estamos acostumbrados a hacer oír nuestra voz, una voz tierna, mansa pero determinante”. La tradicional fiesta de la Renovación fue reemplazada por una breve conferencia de prensa.

En el otro frente, los libertarios se aferraron a la posibilidad de crecer en los centros urbanos. “Las planillas que vimos nos dan muy competitivos en todas las ciudades grandes”, aseguró el candidato Diego Hartfield, mientras el presidente del partido en Misiones, Adrián Núñez, advirtió que “el resultado no está cerrado” y que se avecina “un giro histórico”.

El clima de tensión también se reflejó en la denuncia de la UCR. Ariel Pianesi, presidente del bloque radical, cuestionó la falta de fiscales en varias escuelas y calificó al sistema electoral como “arcaico”.

La dispersión de las fuerzas libertarias —entre partidos como el Libertario, Por la Vida y los Valores, y sectores cooptados por el oficialismo— dejó en evidencia una estrategia de cooptación y confusión. Incluso boletas del Frente Renovador fueron impresas en blanco y negro para diluir la referencia visual al color violeta que identifica a La Libertad Avanza.

El dato curioso y polémico de la jornada lo dio la elección de Ramón Amarilla, expolicía detenido por sedición, que desde la cárcel logró una banca como diputado provincial. Mientras tanto, más de 16.000 efectivos de seguridad fueron inicialmente excluidos del padrón, lo que generó una dura crítica de la ministra Patricia Bullrich y obligó al Superior Tribunal de Justicia provincial a intervenir de urgencia para restituirles el derecho al voto.

La caída en la participación marca un piso preocupante en la historia electoral reciente de Misiones. En 2023 había votado el 71,1 % del padrón; en 2021, el 59,9 %. “El ausentismo es apatía traducida en ausencias”, resumió el exgobernador Maurice Closs. Ni el leve crecimiento del padrón —que superó el millón de electores— logró revertir la tendencia.

La desconexión entre las decisiones nacionales y las consecuencias locales se sintió con fuerza en las urnas. Productores de yerba, té y tabaco —golpeados por el DNU 70/23 que desreguló el sector y vació de poder al INYM— reaccionaron con indiferencia o enojo. El plan del gobernador Hugo Passalacqua, que combina discursos de defensa local con gestos de alineamiento al gobierno de Javier Milei, empieza a generar fisuras internas.

El peronismo, por su parte, no compitió con lista propia. El PJ provincial sigue intervenido y respaldó a la “Confluencia Electoral por la Patria”, encabezada por la dirigente docente Mónica Gurina.

Durante la jornada se eligieron 20 diputados provinciales titulares y 7 suplentes, se votó en 457 centros con 2.935 mesas, y también se eligieron concejales en diez municipios y al defensor del pueblo en Oberá. La elección transcurrió con normalidad en lo operativo, pero deja un mensaje claro: el modelo misionero sigue en pie, pero su legitimidad empieza a crujir bajo el peso de la apatía ciudadana.