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19 de mayo de 2025

La Catedral Metropolitana de Buenos Aires. Tercera parte

La Catedral hacia 1829, por Carlos Pellegrini.

Por: Francisco Álvarez (El Recopilador)

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Halladas a la vuelta de una esquina.

La quinta catedral no fue la definitiva, pues a las 9 de la noche del 23 de mayo de 1752 se derrumbó una parte de ella y entre las seis y las diez de la mañana del día siguiente se desplomaron, según informe del gobernador José de Andonaegui "las tres bóvedas de iguales naves".

El obispo, don Cayetano Marcellano y Agramont informaba al rey que fue preciso "derribarla enteramente por la poca firmeza de las paredes que han quedado y empezar su fábrica desde los cimientos con más solidez y extensión que los de la antigua, que por su cortedad no parecía catedral".

Transcurridos tres años, sin contar con la autorización real y sin haber enviado los planos para su autorización, y con el total apoyo del Cabildo Eclesiástico, empezó el obispo a levantar la nueva catedral, la actual, según los planos de un arquitecto nombrado Antonio Masella, de origen saboyano.
El célebre vasco y hombre de empresa Domingo de Basavilbaso, hombre de confianza del obispo y bienquisto de la ciudad, en 1754 se hizo cargo de la tesorería y dirección de la obra del nuevo templo.
La nueva catedral, según el plano de Masella, sería de cruz latina, con tres naves y seis capillas laterales a ambas.

La catedral se fue edificando con los bienes de la Iglesia y con la cooperación económica del pueblo. Las obras, de a poco, se iban realizando, tanto que en 1758 se pudo inaugurar la llamada nave de San Pedro, la que se halla a la derecha de la puerta de entrada, y también el nuevo bautisterio. Pero, aunque un poco tardía, la ayuda real empezó a llegar en 1760.

Don Cayetano Marcellano y Agramont, que tanto había hecho por la nueva catedral en 1759, tuvo que dejar el gobierno de esta diócesis por haber sido trasladado a la sede arzobispal de Charcas.
Su sucesor, el porteño José Antonio Basurco (1760-61) ocupó solo un año la sede bonaerense, pero hizo también su obra, contribuyendo a la prolongación del templo al donar el terreno de una casa contigua a la iglesia, que pertenencia de su hermana, doña María Josefa Basurco, tasado en 7.500 pesos, que pagó de su peculio personal.

Una dificultad sobrevino en 1770, en que, al detectarse grietas en la media naranja o cúpula, fue necesario proceder a su demolición. Al cabo de siete años las obras tuvieron que suspenderse porque también se había suspendido la ayuda estipulada en 6.000 pesos.
En 1778 fue demolido el pórtico porque no concordaba con las proporciones del edificio de la catedral; también fueron demolidas las torres por no estar de acuerdo con el estilo del templo.

Fue el penúltimo obispo de Buenos Aires, don Manuel Azamor y Ramírez, quien puso cima a las obras del templo catedralicio en lo que se refiere a lo principal de él y lo inauguró el 25 de marzo de 1791, treinta y ocho años después de iniciada su reconstrucción en 1753. La catedral fue consagrada en 1804 por el último obispo de la era hispánica don Benito de Lué y Riega, quien se empeñó en agregarle lo que aún le faltaba: el frontis y las torres. Las obras se comenzaron en 1804, pero en 1807 hubieron de suspenderse por falta de numerario.

Continúa en parte cuarta-

Parte 1: click acá

Parte 2: click acá

 

Fuente:   https://es.wikipedia.org/wiki/Catedral_metropolitana_de_Buenos_Aires
Entre 1580 y 1727 no se halló ningún material ilustrativo en dibujo, pintura o fotografía.

 

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