La salsa de vino tiene una larga historia vinculada a las cocinas europeas, especialmente la francesa e italiana, donde el vino ha sido siempre un ingrediente fundamental tanto en la mesa como en las preparaciones culinarias. Su origen se remonta a la Edad Media, cuando se comenzó a utilizar el vino no solo como bebida, sino también como método de conservación y realce de sabores en guisos y salsas.

En Francia, la salsa de vino se afianzó como una de las grandes preparaciones dentro de la cocina clásica. Versiones como la salsa bordelesa (a base de vino tinto, cebolla y tuétano) y otras derivadas de la salsa española se consolidaron en la alta cocina. Estas salsas eran típicamente servidas con carnes rojas, especialmente con cortes nobles como el entrecot o el tournedó.

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Italia también adoptó el vino como base de salsas, muchas veces acompañado de hierbas, tomates y ajo, y adaptado a sus estilos regionales. La versatilidad del vino permitió que surgieran variantes con blanco, rosado o tinto, según el tipo de plato.

Hoy, la salsa de vino es un clásico internacional, símbolo de cocina refinada y casera a la vez, ideal para transformar platos sencillos en verdaderas delicias gastronómicas.

Ingredientes:

• 1 taza de vino tinto

• 1 cebolla picada

• 1 diente de ajo picado

• 2 cucharadas de manteca

• 1 cucharada de harina 

• 1 taza de caldo de carne

• Sal y pimienta a gusto

• Tomillo o romero (opcional)

Preparación:

1. En una sartén, derretir la manteca y rehogar la cebolla y el ajo hasta que estén dorados.

2. Agregar la harina y mezclar bien si se desea una salsa más espesa.

3. Verter el vino tinto y dejar reducir a fuego medio durante unos 5 minutos.

4. Añadir el caldo de carne y las hierbas si se usan. Cocinar hasta que la salsa espese ligeramente.

5. Colar si se desea una textura más fina, salpimentar al gusto y servir caliente.

Comidas en que se suele usar la salsa de vino tinto

1. Carnes rojas: va como piña con un buen bife de chorizo, lomo, entraña o un estofado bien casero como el boeuf bourguignon. También queda de diez con carré, osobuco o un buen roast beef.

2. Carnes blancas: el pollo al vino tinto (tipo coq au vin) es un clásico, y también garpa con pato o cordero, sobre todo si están al horno o guisados.

3. Pastas: ideal para acompañar ravioles o sorrentinos de carne, o un buen ragú con carne picada gruesa. Le da un toque gourmet sin complicarse.

4. Verduras: queda bárbara con hongos salteados como champiñones o portobellos, y también le levanta el sabor a unas papas rústicas, puré o unos ñoquis.

5. Arroces: se puede usar para un risotto al vino tinto, que es muy común en el norte de Italia, pero también queda buenísimo como toque final en un arroz cremoso.

Una salsa de vino tinto bien hecha te levanta cualquier plato y le da ese gustito especial que te hace quedar como un/a chef.