El consumo por habitante se redujo en 2,8 kilos anuales y se ubicó en 48,8 kilos por año, el nivel más bajo registrado hasta el momento. En el primer bimestre del año, la comercialización interna de carne sufrió un derrumbe sin precedentes, lo que refleja el impacto de la crisis económica en la alimentación de la población.

En paralelo, la producción de carne vacuna también mostró un retroceso del 1,7% en comparación con el mismo período de 2024, con un total de 499 mil toneladas de res con hueso. Según el informe, la menor oferta responde a una caída en la demanda interna y a una drástica reducción en las exportaciones, principalmente a China, que registraron una contracción del 33,7% interanual, equivalente a 54.050 toneladas menos enviadas al exterior.

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El informe también señala que el incremento de precios en el sector cárnico impactó de lleno en el índice de inflación. Durante febrero, el nivel general del Índice de Precios al Consumidor del Gran Buenos Aires subió un 2,4% mensual, impulsado por el alza del 12,1% en los cortes vacunos. “La suba del precio de la carne vacuna había comenzado a finales de enero, por lo que su impacto recién se reflejó en la medición de febrero”, detalla el documento.

Entre los cortes que más aumentaron en el mes se destacan la nalga, con una suba del 13,6%; el cuadril, con un 13,1%; la paleta, con un 12,6%; la carne picada común, con un 11,3%; y el asado, con un 9,9%. En tanto, el precio del pollo entero registró un incremento de apenas 0,4% mensual.

El informe advierte que el aumento sostenido del precio de la carne, junto con la caída del poder de compra de los hogares, podría profundizar aún más la retracción del consumo en los próximos meses, mientras el proceso inflacionario sigue presionando sobre el costo de los alimentos básicos.