El panorama es desolador: las cifras no mienten. Marzo llegó y, con él, la confirmación de una tendencia que se extiende por más de un año. El consumo en los supermercados se desploma, arrastrando consigo las esperanzas de una recuperación que parece cada vez más lejana. "Es una pesadilla", confiesa una vecina, mientras observa los precios que se disparan sin control. "Cada vez podemos comprar menos", agrega, con la mirada perdida en el horizonte de una crisis que no da tregua.

Los números hablan por sí solos: febrero cerró con una caída del 9,8% en el consumo masivo a nivel nacional. Las grandes cadenas de supermercados, que parecían resistir el embate, también sucumbieron ante la ola de recortes, con una baja del 6,5%. Pero los más golpeados son los pequeños comercios, los almacenes de barrio, esos que siempre estuvieron ahí, al alcance de la mano, ahora luchan por sobrevivir con una caída estrepitosa del 12,6% en sus ventas.

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Y marzo no trae alivio. Las primeras semanas del mes confirman que la tendencia a la baja persiste, con una caída estimada del 5,5% en los grandes supermercados. "Es como si estuviéramos en caída libre", reflexiona un comerciante, mientras observa las góndolas semivacías. "La gente tiene miedo, no sabe qué va a pasar mañana", agrega, con un dejo de resignación en su voz.

La inflación, ese monstruo de mil cabezas, sigue siendo el principal enemigo de los bolsillos argentinos. Los precios de los alimentos, las bebidas y los productos de limpieza se disparan sin control, dejando a las familias sin margen para el ahorro. "Cada vez tenemos que elegir entre una cosa y otra", se lamenta una madre, mientras hace malabares para llegar a fin de mes. "Ya no sabemos qué comprar", agrega, con la angustia reflejada en su rostro.

El futuro es incierto, pero una cosa es segura: la crisis del consumo no da tregua. Los argentinos, acostumbrados a luchar contra viento y marea, buscan estrategias para sobrevivir en un contexto cada vez más adverso. "Nos estamos acostumbrando a vivir con lo mínimo", confiesa un jubilado, mientras revisa su changuito.

En cuanto al acumulado, transcurridos dos meses de 2025 se observa una pérdida de 10,2%. En enero el descenso había sido de 10,6%. En el caso de los grandes supermercados, beneficiados por tener mayores convenios de financiación con los bancos, tuvieron una caída generalizada del 6,5%. En el AMBA, la merma fue del 8,3%, mientras que en el resto del país fue del 4,9%.

En el caso de los alimentos, la caída fue del 4,9%; en el caso de las bebidas sin alcohol la merma fue del 18%, mientras que los bienes de limpieza, la caída fue del 9,7%. En la zona metropolitana, la caída del consumo de productos alimenticios fue mayor, en torno al 5,7%. En el caso de los alimentos perecederos, la caída fue del 2,3%.