El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó la suspensión total e inmediata de la ayuda militar a Ucrania, una decisión que sacudió el escenario geopolítico y dejó a Kiev en una posición aún más vulnerable en su conflicto con Rusia. La medida fue anunciada por fuentes oficiales tras una reunión en el Salón Oval entre Trump y su par ucraniano, Volodímir Zelensky, que estuvo marcada por la tensión y el desacuerdo sobre el futuro del conflicto.

Desde la Casa Blanca aseguraron que la decisión responde a la necesidad de que Ucrania demuestre “un compromiso genuino con la paz” antes de continuar recibiendo asistencia militar. "No se trata de una interrupción permanente de la ayuda, sino de una pausa", explicaron fuentes oficiales a medios estadounidenses e internacionales, en lo que parece una estrategia para forzar a Zelensky a aceptar negociaciones con Moscú sin margen de maniobra.

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La suspensión implica el freno inmediato al envío de armamento y equipos militares clave que han sido fundamentales en la defensa ucraniana contra la ofensiva rusa. Estados Unidos ha sido el mayor proveedor de asistencia militar a Ucrania, con un total de 119.000 millones de dólares en apoyo, de los cuales 64.000 millones fueron específicamente para material bélico.

El anuncio generó una reacción inmediata en Europa, donde el primer ministro británico, Keir Starmer, convocó a una cumbre en Londres con los principales líderes del continente para definir una respuesta. “Conseguir un buen resultado para Ucrania no es solo una cuestión de lo que está bien y lo que está mal, es vital para la seguridad de todas las naciones aquí presentes”, expresó Starmer, quien instó a sus pares a reforzar su respaldo militar a Kiev y a garantizar la estabilidad del continente.

El presidente francés, Emmanuel Macron, se sumó a la iniciativa y propuso una "tregua en el aire, en el mar y en las infraestructuras energéticas" de Ucrania por un mes, con el objetivo de reducir la escalada del conflicto y abrir un espacio de negociación.

Mientras tanto, en Washington, la decisión de Trump despertó una ola de críticas entre legisladores demócratas y algunos republicanos, quienes advierten que la medida podría debilitar la posición de Ucrania y fortalecer la postura de Vladimir Putin. Exaliados del presidente estadounidense, como el exgobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, no tardaron en señalar que esta decisión “parece y suena como la de un aliado de Putin”, y pidieron reconsiderar la estrategia.

A medida que el escenario internacional se reconfigura, la suspensión de la asistencia militar estadounidense deja a Ucrania en una posición incierta y a la espera de los próximos movimientos de sus aliados europeos, mientras la Casa Blanca redefine su política exterior en uno de los conflictos más críticos de los últimos años.