Los ecuatorianos volvieron a las urnas tras un año y medio para elegir presidente y Asamblea Nacional en un clima de crisis social y económica. A pesar del temor al abstencionismo, la participación alcanzó el 83%, superando en tres puntos la primera vuelta de 2025. El correísmo logró un 44% de los votos con el 80% del escrutinio completado, su mejor desempeño en una década, y se aseguró un balotaje en abril contra el actual mandatario Daniel Noboa.

Luisa González, candidata de la Revolución Ciudadana, salió a festejar cuando aún figuraba segunda en el escrutinio parcial. "El odio que nos han sembrado para tenernos divididos nos ha dado falta de empleo, crédito y medicamentos. El pueblo ecuatoriano sabe que lo podemos cambiar", sostuvo la dirigenta, reafirmando los ejes de su campaña: seguridad, bienestar social y crecimiento económico.

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Noboa, por su parte, no hizo apariciones públicas tras conocerse los resultados. Su estrategia de forzar la polarización en primera vuelta, evitando un balotaje, fracasó. El presidente inclinó la cancha con el uso de recursos públicos y la designación de su vicepresidenta sin pasar por las urnas. Sin embargo, su candidatura no logró imponerse en la primera vuelta, como aseguraba su equipo.

El resto de los candidatos tuvieron desempeños marginales: Leonidas Iza, representante del movimiento indígena, obtuvo menos del 5%, y Andrea González, ex compañera de fórmula de Fernando Villavicencio, apenas el 3%. En total, 12 de los 16 postulantes no alcanzaron el 1% de los votos.

El analista político Franklin Ramírez evaluó que "el gran derrotado de la jornada fue el relato oficialista de que Noboa ganaría en primera vuelta con una diferencia significativa". También señaló que la apuesta del presidente radicalizó el panorama político y fortaleció al correísmo, que no superaba el 40% en primera vuelta desde 2013.

De cara a la segunda vuelta, los votos de Iza serán clave. González ya extendió un primer gesto de unidad: "Saludo a los otros candidatos que sacaron una votación importante como Leonidas Iza". La relación entre el movimiento indígena y la Revolución Ciudadana ha sido tensa en los últimos años, pero Ramírez advierte que "las posibilidades de una alianza o acuerdo son mayores ahora".

Noboa enfrenta además un escenario adverso. Ecuador atraviesa una recesión económica y una ola de violencia sin precedentes: enero fue el mes más sangriento de la historia con 731 homicidios. Además, podrían volver los apagones en abril, justo en el mes del balotaje. A esto se suman denuncias de uso de recursos públicos en la campaña y la incertidumbre sobre el futuro de la vicepresidenta Verónica Abad, desplazada de sus funciones por el mandatario.

A pesar del contexto de militarización y denuncias de irregularidades, la jornada electoral se desarrolló sin incidentes graves. "Fue una elección tranquila, aunque hubo anomalías como la exclusión de candidatos y la situación de la vicepresidenta", señaló Gabriel Fuks, veedor argentino del Parlasur. También destacó la fuerte presencia de fiscales de la Revolución Ciudadana en los comicios, superando ampliamente al resto de las fuerzas políticas.

Con un escenario polarizado y poco margen para captar nuevos votantes, Ecuador se encamina a una segunda vuelta que definirá el rumbo del país en un clima de alta tensión política y social.