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25 de noviembre de 2024

Consumo en baja: el regreso de los consumidores al almacén de barrio

Por: Carlos Rodriguez

Con inflación en descenso, el comercio minorista empieza a captar a quienes abandonaron los supermercados mayoristas en busca de cercanía y confianza.

A pesar de la estabilidad cambiaria y la desaceleración inflacionaria que dan aire al Gobierno, el consumo sigue sin repuntar. Sin embargo, en el sector comercial se observa un fenómeno que gana fuerza: el regreso del consumidor final al comercio minorista, especialmente a los almacenes de barrio, tras meses de migración masiva hacia los supermercados mayoristas.

La tendencia de consumidores finales comprando en mayoristas —habitualmente destinados a abastecer autoservicios de barrio— se acentuó durante el pico inflacionario del último año, cuando los precios subieron en forma descontrolada y los salarios quedaron rezagados. Según el INDEC, las ventas mayoristas crecieron un 4,7% en 2023, superando ampliamente el 0,9% de los supermercados minoristas.

Sin embargo, con una inflación que en los últimos meses cayó al 2,5% mensual —el registro más bajo desde 2021—, se empieza a revertir este comportamiento. Desde entidades pymes señalan que cada vez más consumidores finales dejan los mayoristas para volver a los pequeños comercios de cercanía.

Fernando Savore, vicepresidente de la Confederación General Almacenera Nacional, afirmó que en octubre las ventas en almacenes crecieron un 5% respecto al mes anterior. Este repunte no se refleja en los grandes supermercados ni en los de barrio, donde las ventas se mantuvieron estancadas.

El motivo detrás de este regreso no es un aumento del poder adquisitivo, sino un desplazamiento de canales. Con una inflación más baja, los consumidores encuentran menos incentivos para comprar en mayoristas, donde los ahorros eran significativos en un contexto inflacionario. Además, los almacenes ofrecen ventajas clave como la posibilidad de comprar al fiado, una práctica que sigue siendo esencial para muchas familias.

“La gente valora la diversidad de productos baratos y las opciones que brindamos con las marcas pyme”, explicó Savore, quien destacó que la cercanía y confianza con los comerciantes también juega un papel crucial en este regreso.

La elección del almacén de barrio refleja las dificultades persistentes para llegar a fin de mes, especialmente entre trabajadores informales y empleados del sector público, quienes aún no sienten un alivio en sus ingresos. Aunque comprar en mayoristas sigue siendo más económico en términos generales, el almacén permite realizar compras pequeñas y diferir pagos, una estrategia vital en tiempos de crisis.

Este fenómeno, que revela las complejidades del consumo en un contexto de recuperación desigual, plantea desafíos para todos los actores del sector y subraya la importancia de políticas que fortalezcan el poder adquisitivo de las familias argentinas.

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