Autoconvocados, como dicen ahora, ellos solo salían a pedir por su líder, el que les dio derechos, el que no los abandonó ni les dio la espalda, y los reivindicó dándoles la dignidad que merecían como el gran pueblo trabajador.

El 17 de octubre de 1945 se recuerda como el día de la lealtad de miles, en “patas”, llenando las calles en paz con la fuerza del amor por el líder, el compañero, el Coronel Perón, el conductor.

En la tarde de ayer, otro 17 aconteció, otro grito y mucha tristeza, pero la misma esperanza. En las seis cuadras de Berisso, el Gobernador Kicillof le habló a su pueblo, el bonaerense, y desde ellos a todo el ciudadano argentino.

Axel, como es su nombre de pila y así lo nombran, una vez más habló de derechos: los de los estudiantes, que hoy están en riesgo; los de los jubilados, que han perdido el derecho fundamental de comer; y los herederos de aquellos trabajadores que hoy están desocupados o con un salario devaluado, pero aun así no se rinden.

De la interna por la presidencia del PJ solo queda la definición de Kicillof: "Unidad, unidad, unidad". Especulan los más K, desearían una declaración de amor y obediencia los que no entendieron que "tomar el bastón de mariscal" era hacerse cargo; jamás se habló de devolución, porque no están los permisos otorgados.

Dirigencia y periodismo acomodan el discurso según el nivel de percepción de las palabras. Cristina es una lideresa indiscutida, vigente, amada y odiada, pero indiscutible. Kicillof también es un líder en ebullición, natural, que tomó el bastón y lo hizo propio, sin enconos. Deberían entender otros sectores que es uno más uno para sumar.

Cristina deberá entonces ordenar el PJ, que seguramente en horas se fundirá en unidad, y la oposición será lo que deba ser, ya o no será nada. La recesión económica y el plan de ajuste no esperan, y el gobierno sigue con la motosierra en mano. Allí presentes, deberían haber tomado nota los sindicalistas del OM.

Frente a una derecha que es fuerte en Argentina, aun con una caída estrepitosa en encuestas, se necesita la voluntad y valentía de todos, porque frente a las arbitrariedades de la historia, cuando la realidad de la hora apremia, deben ocupar el lugar que les toca y no escuchar sus propios egos, fomentando una estrategia personal.

Intendentes y gobernadores hacen malabares para sostener los requerimientos de sus habitantes sin presupuesto. ¿Ellos, los que estaban ayer y los que no, entenderán que no son justamente ellos, sino todos?

Las palabras de Axel, finalizando el encendido discurso, después de reivindicar a Perón, Evita, Néstor y Cristina, fueron para los concurrentes el mejor sonido de la palabra que les habían arrebatado: libertad. "¡Viva Perón, carajo!", porque para ellos, la libertad del trabajador es Perón.

Carla Echichure Castro