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Halladas a la vuelta de una esquina.

Uruk, está considerada como la primera ciudad del mundo, es un testimonio vivo del surgimiento de la civilización humana en la región de Mesopotamia, específicamente en lo que hoy es el sur de IRAK.
Su legado histórico y cultural es de suma importancia, ya que marca un hito crucial en la evolución de las sociedades humanas hacia una vida urbana más compleja y organizada.

Fundada alrededor del 4000 a.C. durante la Edad del Bronce, Uruk prosperó en la fértil cuenca del río Éufrates, donde la agricultura y la disponibilidad de recursos propiciaron su crecimiento y desarrollo. A medida que la ciudad se expandía, se convirtió en un centro bullicioso con decenas de miles de habitantes, extendiéndose a lo largo de varios kilómetros cuadrados y protegida por imponentes murallas defensivas.

La organización política y administrativa de Uruk era avanzada para su tiempo, con una élite dirigente que supervisaba la vida urbana y la gestión de recursos. Además, Uruk fue pionera en el desarrollo de la escritura cuneiforme, un sistema de escritura en tablillas de arcilla que se utilizaba para registros comerciales, legales e históricos.

La religión también ocupaba un lugar central en la vida de Uruk, con templos dedicados a diversas deidades, siendo el templo de la diosa Inanna el más destacado. Los rituales religiosos marcaban el calendario urbano y reflejaban la profunda espiritualidad de la sociedad urukita.

El legado de Uruk trascendió su propia existencia, sentando las bases para el desarrollo de civilizaciones posteriores en Mesopotamia y más allá. Su influencia en áreas como el urbanismo, el gobierno, la escritura y la religión se puede observar en las culturas que le sucedieron.

Aunque Uruk ahora yace en ruinas, su importancia como cuna de la civilización humana sigue siendo reconocida y estudiada por arqueólogos y académicos de todo el mundo, quienes continúan desentrañando los misterios de esta antigua metrópolis y su impacto en la historia de la humanidad.

Fuente:  Cuora.