En medio de un clima de incertidumbre y angustia por la posible clausura de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI) y los más de 80 despidos en la Secretaría de Derechos Humanos, Estela de Carlotto y Adolfo Pérez Esquivel tomaron el escenario en Plaza de Mayo para encabezar una emotiva movilización. Los aplausos y gritos de "Venceremos" resonaron en la plaza, reemplazando el murmullo de preocupación que prevalecía minutos antes.

Carlotto, vestida de naranja, y Pérez Esquivel, de negro, fueron recibidos con entusiasmo por una multitud conformada por trabajadoras despedidas, dirigentes de la izquierda y el peronismo. En su discurso, Estela de Carlotto destacó la importancia de la resistencia y el amor por el otro: "No solo a la juventud, al pueblo hay que animarlo. Todos podemos hacer algo. La violencia no tiene que existir, la resistencia sí. Y el amor por el otro con más razón. Y hoy estamos acá para que nuestro querido país, que está siendo desestimado por quien tendría que cuidarnos, va a salir de esta sombra más temprano que tarde".

La alarma por los despidos se encendió el viernes pasado, cuando comenzaron a llegar los telegramas y se anunciaron las no renovaciones de contratos a especialistas con más de una década en la Secretaría de Derechos Humanos. Entre los despedidos se encuentran todas las arqueólogas del excentro clandestino Club Atlético y técnicos del Ministerio de Defensa que revisaban archivos de las Fuerzas Armadas. Además, el secretario de Derechos Humanos, Luis Petri, derogó resoluciones clave para su funcionamiento y amenazó con cerrar la CONADI, organismo vital en la búsqueda de niños y niñas apropiados por el terrorismo de Estado.

La respuesta de los organismos de Derechos Humanos, encabezados por las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, fue convocar a una ronda especial en la Plaza de Mayo. A pesar del frío, la plaza se llenó de militantes y ciudadanos preocupados. La Cámpora desplegó una inmensa bandera que decía "La patria es el otro", mientras que el PTS y el Polo Obrero exigían "Libertad ya a lxs presxs de la Ley Bases". Por primera vez en mucho tiempo, la izquierda y el peronismo compartieron la plaza junto a los organismos de Derechos Humanos.

En medio de la concentración, Héctor Francisetti, cuyo hermana fue desaparecida durante la dictadura, expresó su preocupación: "Yo tengo dos sobrinos que fueron recuperados por las Abuelas, que fueron recuperados personalmente por Estela. Les tengo un agradecimiento eterno. Todo lo que se ha logrado hasta ahora no puede perderse". Por su parte, Fernando Araldi, hijo de Diana Oesterheld, una de las hijas del reconocido historietista desaparecida en 1976, añadió: "Recuperar los pibes robados por la dictadura, en cualquier lugar del mundo, es una cuestión de Estado. Si cierran la CONADI... Yo supongo que nos organizaremos pero va a ser difícil".

Nicolás del Caño, diputado del FIT, destacó la importancia de la unidad en la defensa de los derechos humanos: "La unidad de acción con temas democráticos elementales es fundamental. Acá cualquier persona que reclame, tenga la identidad política que tenga, ve cercenado su derecho a manifestarse".

La tarde avanzó con testimonios y discursos cargados de emotividad y determinación. Victoria Montenegro, legisladora y nieta recuperada, recordó: "Ellos quieren repetir la historia, pero la memoria los sigue interpelando. Quieren intentar instalar la teoría de los dos demonios, pero hay algo que no se puede discutir: que es cómo puede ser que se hayan robado niños".

Adolfo Pérez Esquivel cerró la jornada con un llamado a la unidad y la resistencia: "Hay que trabajar la unidad. Estamos en una situación realmente difícil. Nos quieren transformar en colonia y hay que resistir". El Nobel de la Paz, visiblemente afectado por la reciente pérdida de su hijo menor y Norita Cortiñas, concluyó: "Tenemos que llenar todas las plazas del país, pero decirle a los gobernadores que no se vendan por 30 monedas, que no sean traidores. La patria es de todos. Es del otro y la otra. Mucha fuerza y esperanza. Y hasta la victoria siempre".

La jornada terminó con un sentido abrazo entre los presentes y la promesa de seguir luchando por los derechos humanos en Argentina.