Tanta agua pasó debajo del puente para llegar al 2024, donde el presente es desconcertante, con una sociedad dividida donde las mitades se odian, pero ambas pasan necesidad, ven desmejorado su nivel de vida, con salarios magros para aquellos que aún conservan el trabajo y la indigencia para quienes hasta hace menos de medio año eran clase media.

Toda la política está bajo la lupa; oficialismo y oposición (la oposición oficialista también) son cuestionados, observados y señalados por propios y ajenos.

Después de una semana donde los índices del mercado explotaron, llegando a una recesión profunda que se festejó en un Luna Park donde el Presidente cantó, sí, señores y señoras, cantó. También presentó un libro cuestionado por economistas y denunciado por plagio, dejando apenas horas atrás un rompimiento de relaciones con España que escaló a niveles impensados, con retiro de Embajada de por medio. Un gran lío internacional derivado de una actividad personal del Presidente Milei, donde en un escenario de ultraderecha impropiamente se dirigió a la esposa del mandatario español en su propia casa, el país.

¿Cuál será el mensaje de la iglesia al gobierno? El mensaje en el Tedeum fue claro y fue una dura critica al gobierno.

Se conocieron en las últimas horas las toneladas de alimentos que no se reparten entre los más vulnerables, comedores, merenderos, movimientos sociales, mientras yacen en un galpón. Alimentos no perecederos que están por perecer. ¿Es esta una diferencia ideológica o simple crueldad?

Una provincia en pie en las calles por salarios de hambre que incluyen a la policía entre los manifestantes, situación que no vimos jamás antes en Misiones.

¿Qué nos dejará el pacto de mayo que no será en Córdoba?
El hambre no aplica en ninguna fuerza del cielo; la desidia y malnutrición de niños y adultos mayores no es de Dios ni de ningún profeta.

El desempleo y la pobreza incrementada en 5 meses no van de la mano con ningún tipo de religión. No hay gente de bien que empuje a una sociedad al abismo sin escalas, sin pudor ni empatía.

Podíamos disentir sin llegar a odiar; habríamos podido debatir sin desearnos hambre, sin catalogarnos como “los negros de m...”, “la gente bien” o aquellos que la ven y los planeros populares. Una tapa en una revista no te hace importante, tampoco el nivel de estudios, los títulos, los números vacíos de estadísticas o encuestas, las condecoraciones inventadas, tampoco creerte rock star cuando te votaron Presidente o jefe de Estado.

Mientras el resto hace silencio en provincias, municipios y un Congreso Nacional que de votar superpoderes quedará nulo.

25 de mayo, un día de celebración para la historia argentina que hoy no celebra nada.

Carla Echichure Castro