Misiones sumó anoche un nuevo capítulo a su legado de lucha y resistencia. Docentes y personal de salud protagonizaron una épica jornada frente a la Legislatura y la residencia del gobernador Hugo Passalacqua, quien permanece ausente y sin dar respuesta a los reclamos por mejoras salariales. A pesar de la represión, la movilización mantuvo su ímpetu, con miles de manifestantes enfrentando la indiferencia y la violencia institucional.

Antes del desenlace frente a la residencia del gobernador, los docentes soportaron la indiferencia de los policías que también están en protesta. Aunque se esperaba su participación, los uniformados optaron por no sumarse a la marcha que, al igual que ellos, exige una recomposición salarial del 100 por ciento. Así, una numerosa caravana inició su marcha a las 18 horas desde el campamento en la esquina de Uruguay y Trincheras de San José, punto de encuentro de los gremios docentes más combativos y del personal de salud, especialmente médicos del Hospital de Pediatría Fernando Barreyro.

El destino inicial era la Cámara de Representantes de Misiones, ubicada en el Parque República del Paraguay. La marcha avanzó por la calle Colón, pasando por la plaza 9 de Julio y la Casa de Gobierno, hasta llegar a la explanada de la Legislatura. A las 19 horas, unos dos mil manifestantes ya estaban frente al edificio, que estaba custodiado por un fuerte dispositivo de seguridad.

La primera confrontación ocurrió cuando algunos docentes intentaron ingresar a la Legislatura. La Infantería respondió con gas pimienta y golpes, hiriendo a varios manifestantes, entre ellos a tres docentes que debieron ser asistidos por una ambulancia. La represión no logró dispersar a la multitud, que continuó con discursos y batucadas durante las dos horas que duró la sesión parlamentaria.

Al finalizar la sesión sin respuesta a los reclamos, los manifestantes decidieron en asamblea trasladarse hasta la residencia del gobernador. La marcha, escoltada por un móvil de Tránsito de Misiones, fue recibida con aplausos y apoyo de los vecinos. Sin embargo, a media cuadra de la residencia, la Infantería apareció nuevamente, utilizando gases lacrimógenos y disparos para dispersar a la gente.

La violencia policial fue enfrentada con una actitud pacífica y valiente por parte de las maestras, quienes se sentaron en la vereda para impedir el avance de los uniformados. Esta acción pacífica permitió que los manifestantes replegaran a la Infantería, obligándola a retirarse.

Finalmente, el docente Carlos Lezcano tomó la palabra frente al domicilio de Passalacqua, denunciando la represión y la indiferencia del gobierno. Exigió una mesa de diálogo para discutir los reclamos salariales y criticó duramente la falta de respuesta del gobernador. La jornada culminó con aplausos y una desconcentración pacífica, con la firme determinación de continuar la lucha desde el campamento de calle Uruguay.