Moisés fue un profeta, referente absoluto del pueblo judío que además lo consideró un legislador de su normativa. Es una de las figuras y personajes más trascendentes del Antiguo Testamento de la Biblia. Su vida y obra aparecen relatadas en los libros bíblicos: Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio.

Reconocido como legislador de normativa por el pueblo judío, fue un líder religioso y político que liberó al pueblo hebreo del yugo opresor egipcio. Vivió 120 años, de los cuales 40 guió al Pueblo de Israel hasta la tierra prometida.

Moisés, como político, les dio la libertad a quienes estaban esclavizados para luego organizarlos, no solo a través de los 10 mandamientos, sino también en cuanto a la cotidianidad, como alimentarse y reglas de convivencia. Si bien jamás llegó a la tierra prometida, murió observándola a lo lejos.

En la actualidad, el presidente argentino cita al profeta en entrevistas en redes donde sea y siempre como su líder, esa figura a seguir.

La pregunta es cómo se adapta este sistema de gobierno implementado por Milei a la normativa de aquel líder religioso y político.

Con características autoritarias, sesgos represivos, ajustes sobre la población, recortes a la educación y la salud, con una inflación altísima, sin suba de sueldos retrasados al 2023, una apertura indiscriminada de la importación, el aumento de tarifas desorbitantes, con la consiguiente caída de pymes, con ventas planchadas, despidos de miles de argentinos y un plan económico que no cierra con la gente adentro.

En el regreso al país, el presidente llama a una mesa de crisis para tomar medidas en nombre de todos los argentinos en el ataque a Israel, donde misiles fueron lanzados desde Irán. La alineación desbordada, lejos de las miles de manifestaciones en nombre de la paz de los mandatarios mundiales, aquí se suma a un embajador a reunión de gabinete y conferencia desde la Rosada posterior.

Además de estos hechos, se pondera y venera a Estados Unidos por encima de los socios estratégicos de décadas con los que nuestro país ha contado para la exportación y acuerdos bilaterales.

¿Qué diría Moisés entonces de esta posición pro mercado, alianzas con el poder económico disciplinador, el poder económico del norte? ¿Qué pensaría del avasallamiento al pueblo trabajador para lograr la anuencia del FMI que no pide tanto? ¿Qué coherencia existe entre lo llevado a cabo con los 10 mandamientos? Ese Moisés bregando por la igualdad, liberando a los oprimidos de los opresores, ¿qué le diría a quien lo emula, Javier?

Es difícil sacar conclusiones, pero podemos tener una ligera idea, es por ello que se dificulta mucho entender al jefe de estado (Estado al que aborrece) con las medidas adoptadas y la génesis de su fascinación religiosa. Ni su más cercano referente podría comprender, Carlos Saúl Menem era un jefe de estado, gobernó de acuerdo a los tres poderes, con aciertos y errores, fue dos veces electo por el voto popular.

Milei erosiona el poder, el estado y los funcionarios, deslegitima la justicia y a las cámaras. No se entiende la correlación de la historia de su discurso, no se entiende en qué país vivimos ni a dónde vamos, indescifrable en los actos, peligroso ante los exagerados vínculos que ponen en tensión a todos.

Este anarcocapitalismo que no se parece a ningún proyecto de estados democráticos.

Con el marketing de la casta que se aplica en cualquier momento así como la arenga en mensajes de estado, el embajador de la luz elige la oscuridad para toda aparición pública.

Buenas noticias, si bien serán 4 largos años, no serán los 40 de Moisés ni los 8 de Menem (creemos).

Carla Echichure Castro