A pesar de los anuncios iniciales sobre un aumento extraordinario para las jubilaciones en abril, la realidad ha resultado ser muy diferente. El gobierno informó a través de Anses que los pagos se realizarán en cuotas, retrasando tanto el aumento como el bono mensual de 70 mil pesos para los jubilados que reciben el haber mínimo. En el calendario de pagos previamente establecido para abril, que comenzaba el día 10, los jubilados que reciben el mínimo solo obtendrán 171.283,31 pesos, mientras que los pagos adicionales se posponen para una fecha posterior aún desconocida.

El gobierno había propuesto un incremento del 12,5% más un ajuste del 13,24% correspondiente a la inflación de febrero como una solución para contrarrestar los efectos de la megainflación de diciembre y enero, causada en gran parte por decisiones económicas controvertidas. Sin embargo, este plan, que apenas compensaba una cuarta parte de la pérdida real, se ve ahora diluido por la postergación de los pagos adicionales.

Este vaivén de anuncios y cambios en la implementación de políticas se está convirtiendo en una práctica común del gobierno, que parece lanzar promesas sin tener claridad sobre cómo llevarlas a cabo. La reciente modificación en la movilidad jubilatoria, decidida por decreto de necesidad y urgencia, generará un desdoblamiento en los pagos, lo que solo agrega incertidumbre y confusión para los beneficiarios.

Además, esta situación se desarrolla en un contexto de despidos indiscriminados en Anses y otras oficinas estatales, lo que ha generado preocupación y caos en el ámbito público. Los funcionarios del gobierno han proporcionado cifras contradictorias sobre la cantidad de despidos, contribuyendo así a un clima de incertidumbre que afecta a los jubilados, quienes una vez más se ven perjudicados por la falta de claridad y planificación en las políticas públicas.