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12 de septiembre de 2021

Amor y desamor en la vida y la poesía de Idea Vilariño

“Ya no- escribió Idea- ya no será, ya no, no viviremos juntos, no criaré a tu hijo, no coseré tu ropa, no te tendré de noche. No me abrazarás nunca, como la noche nunca. No volveré a tocarte. No te veré morir. Así cerraba la gran poeta uruguaya su tormentosa pasión con el escritor Juan Carlos Onetti a quién amó tal vez toda su vida.

Una breve biografía ficcional de Idea Vilariño.         

 

Idea Vilariño nació en  Montevideo el 18 de agosto de 1920. Su familia tenía un pasar acomodado. Sus cinco hermanos y sus padres eran el núcleo feliz de su vida. La música y los libros acompañaron durante un tiempo la dicha familiar. La muerte prematura de sus padres y de su hermano mayor sería el comienzo de una larga vida de tristezas, como ella misma reconocerá. Al empezar a conocer tu poesía encontré dos temas que iban a repetirse siempre: el amor y la muerte. 

El año 1950 fue crucial en tu vida, conociste el amor que siempre estaría y que nunca olvidarías. ¡Ay, Idea! Tenías treinta años cuando los presentaron. ¿Sentiste en tu mano el calor de la de él? ¿Las miradas quedaron encadenadas borrando todo lo demás? Estoy segura que sí, que fue así. Ya eras una figura consagrada, y él, Juan Carlos Onetti, también. Vivía en Buenos Aires pero nunca dejó del todo Montevideo; las calles del puerto que lo conducían de vuelta a Buenos Aires en el vapor de la carrera son testimonio de ese ir y venir. ¿Te acuerdas del terrible sufrimiento que te producían sus partidas? ¿Y la constante duda de pensar si volvería? Sí, lo recuerdas, de ahí, de esa constante mezcla de alegría y tristeza sale tu poderosa poesía. Pocos pueden describir el amor y la desaparición del amor como tú lo has hecho.

En una de esas tardes en que sabías que tenía que irse, llegó con un enorme ramo de rosas, tu flor preferida. Pensaste que estaba más callado que de costumbre y cuando dulcemente le tomaste la cara para que te mirara él sólo pudo balbucear ─me caso mañana─. ¡En qué pozo de tristeza habrás caído, dulce hada! Tu delicado rostro se habrá vuelto blanco como la muerte misma. Te diste vuelta y desandaste el camino que te llevaba a tu casa. Y al entrar, sin saber cómo, el ramo se deshizo y entonces, justo entonces, las lágrimas llegaron.

Pasaron los años y las vidas de los dos se separaron.

En el año 1974 fuiste al hospital, a verlo. Su mujer estaba a su lado y cuando entraste ella simplemente salió. Quedaron los dos solos. Luego dirías ─Cuando quise acercarme y tocar su mejilla con la mía, apenas llegaba a él me agarró con un vigor desesperado y me besó con el beso más grande, más tremendo que me hayan dado, que me vayan a dar nunca, y apenas comenzó el beso sollocé y él empezó a sollozar detrás de aquel beso, después del cual debí morirme.

Pero no moriste, seguiste viviendo, escribiendo, ejerciendo la docencia, traduciendo…pero algo se había roto para siempre.

Moriste un día cualquiera del año 2009.

Frágil y hermosa como siempre. 

                                                                                                                          

KUKA POSSE

 

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