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23 de agosto de 2021

Dos destinos bonaerenses para descubrir a través de anécdotas, paisajes y gastronomía

Pehuajó y Coronel Pringles se mueven con el ritmo apacible que caracteriza a las ciudades alejadas de los grandes centros urbanos. Dos municipios de la Provincia que invitan a recorrer sus atractivas plazas arboladas, edificios emblemáticos, bellezas naturales y pequeños pueblos que parecen de otro tiempo.

El pago hernandiano

Conocido por ser el destino en que habitaba la tortuga Manuelita, según la canción de María Elena Walsh, Pehuajó está ubicado en el noroeste de la provincia de Buenos Aires a 365 kilómetros de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y a 409 kilómetros de la capital bonaerense.

Se fundó el 3 de julio de 1883 bajo la gobernación de Dardo Rocha y su nombre proviene del idioma guaraní que significa “estero profundo”. Rocha participó en la Batalla de Pehuajó de 1866 que se libró a orillas del arroyo homónimo en la provincia de Corrientes, hecho que lo marcó y por eso, cuando fue gobernador, tomó la decisión de bautizar al municipio con la misma palabra.

La presencia de los hermanos José y Rafael Hernández le valió la denominación de “pago hernandiano”. En 1897, Rafael fue presidente del concejo deliberante e impulsó un proyecto para que las calles llevaran nombres de poetas y escritores argentinos. También fue el encargado de diseñar el trazado urbano de la ciudad.

Por su parte, José, autor del “Martín Fierro”, fue una clara inspiración para el desarrollo artístico y cultural de los habitantes. El 10 de noviembre de 1972, al cumplirse cien años de la obra, se colocó en la plaza Dardo Rocha el monumento en honor al gaucho Fierro.

Los visitantes que llegan quedan maravillados con el parque San Martín, localizado en el corazón del pago. Dos pequeños islotes se disponen sobre el lago artificial, atravesado por puentes y rodeado de una intensa vegetación exótica y autóctona.

El predio cuenta con un sector de juegos y un anfiteatro en el que se lleva a cabo el Festival Nacional de Folklore Surero y el Festival Infantil “Manuelita de Pehuajó”, en homenaje a la creadora de la canción.

Los pueblos rurales próximos a la ciudad cabecera encantan con sus historias, gastronomía y curiosidades.

La pequeña localidad de Nueva Plata se encuentra a dieciséis kilómetros del área urbana y fue fundada en 1888 por Rafael José Hernández como un centro agrícola, dentro de la estancia “El Tata”. El nombre homenajea a la capital provincial y la imaginó, a futuro, con un trazado similar.

Además, se destaca por ser una zona de amplia tradición láctea en la que se puede visitar la fábrica de quesos artesanales de la familia Stachiotti.

El bodegón de El Batería es uno de los atractivos del pueblo donde se puede degustar gastronomía casera con sabor a campo.

Por otra parte, el pueblo de San Bernardo de Guanaco abraza entre sus historias la presentación de Carlos Gardel junto a Francisco Martino durante la Gira del Oeste en 1912.

En este destino, son imperdibles las delicias criollas que ofrece El Toscanito y las experiencias de descanso en la estancia El Porvenir.

Francisco Madero es otro lugar destacado de Pehuajó. Se encuentra a veinte kilómetros de la ciudad cabecera y es reconocido por el cultivo de manzanilla, sus métodos tradicionales de cosecha y la práctica de secado manual. En el mes de marzo se celebra la fiesta en torno a esta hierba de nobles propiedades.

En “Madero” funciona la fábrica Esbeba que pertenece a la familia Pérez y sobresale por la elaboración a la vista de sus productos lácteos de excelente calidad.

En este distrito bonaerense también se pueden visitar los pueblos de Juan José Paso, Mones Cazón, Chiclana y Magdala.

 

Desconexión, senderos en bicicleta y gastronomía

Coronel Pringles tiene una gran variedad de propuestas para vivir días inolvidables: recorridos en bicicleta, el encuentro con la naturaleza, visita a pueblos rurales y degustación de una gastronomía con identidad propia.

Los caminos de campo son la mejor opción para descubrir, en auto o en bicicleta, la belleza de la llanura. Otras de las actividades recomendadas es hacer senderismo y visitar el paraje Fra-Pal, donde niños y adultos podrán experimentar la alegría de alimentar a animales silvestres como llamas y ciervos.

Los turistas que arriben a Fra-Pal podrán hacer una caminata al cerro La Adolfina y al finalizar la visita degustar una sabrosa picada con productos caseros elaborados en el lugar.

El paisaje rural de “Pringles” es ideal para desconectar de la pantalla y perderse en un horizonte de sierras y atardeceres soñados. Desde la casa de campo La Mercedes se puede contemplar esa postal. Se trata de un establecimiento que cuenta con capacidad para diez huéspedes con pileta, quincho y un parque arbolado inmenso.

Además, ofrece la posibilidad de hacer cabalgatas, trekking y recorridos por el Río Sauce Grande. La cocina criolla con sus empanadas artesanales y el cordero al asador con aroma a tradición, deleita paladares de otras regiones.

La casa de campo El Rincón es otra opción de alojamiento imperdible. Posee un parque rodeado de pinos, arbustos, flores y canteros que deslumbran en todas las estaciones del año. También dispone de una piscina tanque y una mini plazoleta.

Esta región bonaerense es perfecta para los aficionados a descubrir nuevos sabores. Distintos productos pringlenses invitan a vivir sensaciones únicas como los vinos espumantes de las variedades chardonnay y pinot noir de la bodega Myl Colores, la cerveza Cardiff en sus versiones pilsen, ipa, porter del Báltico y red lager y el aceite de oliva, a base de las especies picual y arbequina.

Por otro lado, la ciudad cabecera del partido atrapa a los visitantes con la tranquilidad de sus calles y la majestuosidad del palacio municipal construido por el arquitecto Francisco Salamone. El edificio tiene su continuidad estilística en una plaza ornamentada con bancos, pérgolas y columnas.

A menos de diez kilómetros de allí se encuentra el paraje La Paloma que cuenta con un museo histórico. La comisión de esa institución recibe a los turistas con picadas, cordero al asador, chorizo casero y diversos platos al disco. Los expertos dicen que nadie puede irse sin saborear el flan casero con dulce de leche.

En el pueblo turístico de Indio Rico, a setenta kilómetros de Coronel Pringles, las mejores fotos se obtienen desde la torre de la iglesia Nuestra Señora del Carmen, a la que se sube luego de un paseo por su interior.

También se puede visitar la casa de las artesanas locales donde exponen sus tejidos artesanales, vasijas y otros productos.

Los destinos bonaerenses atesoran anécdotas, sabores, personajes y paisajes que se revelan en cada viaje por la Provincia.

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