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ECOLOGIA

4 de mayo de 2021

El agua, oro líquido

Por el Ing. Agrónomo Roberto Michelena

En esta nueva entrega abordamos un tema central de nuestra vida cotidiana y de las posibilidades de supervivencia de todos  los seres vivos de este planeta. De las características y propiedades del agua y de los diversos modos de contaminación y conservación de la misma se ocupa esta nota.

 

El agua es imprescindible para la vida, tanto como el oxígeno. Es un componente muy importante en los seres vivos. En la tierra su cantidad es finita. Es un compuesto cuya molécula está integrada por dos átomos de Hidrógeno y uno de Oxígeno. En la naturaleza se presenta en estado líquido en condiciones normales de presión y temperatura, aunque también puede encontrarse en forma sólida y gaseosa.

 

Propiedades físicas del agua:

La estructura molecular y la unión entre los átomos le dan propiedades muy particulares, en cuanto a sus propiedades físicas y químicas. Su punto de evolución es de 100 grados centígrados y su congelación de produce a los cero grados. Su densidad es de 1Kg/dm3, tomándose como unidad de referencia para los otros líquidos.

El agua bajo la forma de hielo forma una red cristalina, reduciendo su densidad, lo que le permite flotar en su propio líquido. Por el contrario, en la gran mayoría de los casos, los sólidos son más densos que sus líquidos.

 

Cantidad de agua en la Tierra

Las dos terceras partes de la tierra están constituídas por agua. La disponibilidad es de 1.386 millones de kilómetros cúbicos, de los cuales el 97,5% es agua salada, y sólo el 2,5% es agua dulce (35 millones de kilómetros cúbicos).Del total de agua dulce, el 69, 7% está congelada en los polos o en los glaciares. Sólo el 30,3% está disponible como agua superficial (ríos, lagos) o subterránea (acuíferos).

Del agua dulce disponible una parte se contamina, por las distintas actividades humanas, en forma biológica, química o física. Esta agua contaminada deja de ser potable para el ser humano. Esta realidad contrasta con el permanente aumento de la población mundial y la demanda de agua, surgiendo un desequilibrio  entre oferta y demanda.

Los problemas del agua en el mundo pueden clasificarse según:

 

  1. Distribución:

La distribución del agua es muy variable geográficamente. Hay regiones con cuencas hídricas muy valiosas, como por ejemplo, las de los ríos Amazona, Orinoco, Mississippi,  y Paraná. Por el otro lado, otras regiones son áridas o semiáridas, con escasos recursos hídricos.

 

  1. Calidad

La calidad de agua potable para el ser humano, puede alterarse por procesos biológicos, físicos o químicos.

Muchos microorganismos como bacterias, virus y hongos, pueden contaminar el agua, alterando su calidad biológica y producir enfermedades en las personas. La calidad física se altera por el aporte de sedimentos de los suelos, a través de la erosión. Un ejemplo de esto es el color marrón de los ríos Paraná y De la Plata, debido a los millones de toneladas de sedimentos, que por erosión, bajan de las tierras altas de Bolivia, a través de los ríos Pilcomayo y Bermejo. Este fenómeno determina que haya que sacar estos sedimentos acumulados (dragar) periódicamente del puerto de Buenos Aires.

Otra forma de contaminación física puede producirse por su calentamiento, debido a diferentes sistemas de enfriamiento de las distintas industrias y usinas.

La alteración de la calidad química del agua, es la más importante y frecuente, por las  diferentes actividades del ser humano. Así la contaminación por metales pesados como el arsénico, plomo, mercurio, e hidrocarburos, es frecuente en la industria, cuando no se aplican los mecanismos de control. Las actividades petroleras y mineras son ejemplo de esto último.

 

  1. Cantidad

Como se mencionó anteriormente la cantidad de agua dulce disponible para el hombre es escasa. Una forma de mitigar este fenómeno y aumentar la oferta, es a través de un manejo racional del recurso, especialmente en las regiones áridas y semiáridas.

 

Sistemas para aumentar la oferta de agua

Como se mencionó  anteriormente los problemas mundiales de uso de agua, son desequilibrios entre la oferta y la demanda de dicho recurso.

La oferta de agua se puede aumentar de distintas maneras: a) Cosecha de agua de lluvia, b) Trasvases,  y c) Desalinización, entre otros. Por otro lado la protección de los humedales, los glaciares y los acuíferos subterráneos,  es muy importante en la gestión eficiente del recurso.

 

Cosecha de agua de lluvia

La lluvia aporta grandes volúmenes de agua que pueden aprovecharse a través de su “cosecha”. Esta última puede hacerse mediante el almacenamiento como agua en superficie o en forma subterránea en el suelo, para su uso posterior en la producción de cultivos de granos o pastos para la ganadería.

Se considera que un milímetro de lluvia equivale a un litro por metro cuadrado, diez mil litros por hectárea. Por lo tanto, una lluvia suave de 10 mm aportarían 100 mil litros por hectárea. La clave es poder cosechar y almacenar una parte de este inmenso volumen de agua dulce.

En la estrategia de la cosecha de agua hay que considerar distintos aspectos: a) Aumentar la captación del agua, b) Reducir las pérdidas de agua por escurrimiento, que a su vez produce erosión y c) reducir las pérdidas de agua por evaporación.

La captación del agua de lluvia puede ser en la superficie del terreno, en embalses o represas, o almacenarse en el suelo. Esto último se consigue con prácticas agronómicas como la construcción de terrazas de tierra (relieves suaves) y de escalón (regiones montañosas), labranzas conservacionistas de los suelos como por ejemplo la Siembra Directa, en la cual no hay labranzas. Todo esto aumenta la infiltración y el almacenamiento del agua de lluvia en los suelos.

Lo mencionado anteriormente también reduce las pérdidas de agua por escurrimiento y erosión hacia las partes bajas del relieve y las vías de aguas (ríos, arroyos).

Las pérdidas de agua por evaporación desde cuerpos superficiales de agua son importantes, especialmente en climas cálidos, como por ejemplo en el norte argentino, donde durante el verano se puede producir una evaporación superior a los 10 mm por día. En una represa de campo de una superficie de una hectárea, se pierden por evaporación 100 mil litros de agua en un día. Como la evaporación es un fenómeno superficial, para reducir estas pérdidas, se construyen embalses o represas profunda  y de menor superficie.

También existen otros métodos para disminuir las pérdidas de agua por evaporación: a) Mediante barreras que impidan que el vapor del agua del embalse llegue a la atmósfera. En este sentido, se utilizan películas de alcoholes que se distribuyen sobre la superficie del agua, como una barrera mecánica a la evaporación  y b) Mediante materiales que reflejen gran parte de la luz solar (albedo), evitando que llegue la energía solar que calienta el agua y produce su evaporación. Un ejemplo de esto último,  es el uso de placas flotantes de poli estireno blanco (“polietileno”).

 

Trasvases

El trasvase es la transferencia de agua desde regiones o cuencas, con excesos de agua, hacia aquellas que tengan déficit del recurso. Este sistema es muy utilizado en el mundo. Es frecuente que el agua sea transportada por grandes acueductos. Un ejemplo lo constituye la isla Margarita, que es abastecida desde territorio venezolano, mediante un acueducto subterráneo  a través del mar Caribe. No obstante, este método presenta también problemas  sociales, económicos e hidrológicos entre las áreas incluidas en el trasvase del recurso.

 

Desalinización

Consiste en la extracción de las sales de aguas salinas superficiales de mares y océanos, como también de aguas subterráneas, para obtener agua dulce para consumo humano. Hay varios métodos como membranas, por destilación solar, entre otras. Los costos en general son muy altos, y sólo se justifican en el caso de agua potable para bebida.

 

Protección de Humedales

Según la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación, humedal se define en forma amplia como: “extensiones de marismas, pantanos y turberas o superficies cubiertas de agua, dulce o salada….”

Son  grandes áreas de agua  superficial, que desempeñan funciones tales como el control de inundaciones, reposición de aguas subterráneas, retención y exportación de sedimentos y nutrientes, entre otras.

Existen en el país una gran densidad de humedales, pero distribuidos  en forma irregular. Por ejemplo en el noreste húmedo, hay abundancia de ambientes acuáticos; por el contrario en zonas áridas y semiáridas como la Puna, el agua suele ser una limitante para el desarrollo de la vida y las actividades humanas.

Entre los humedales de nuestro país se pueden mencionar: Esteros del Iberá (Corrientes), Cuenca del Plata, Río Paraná, Río Uruguay, Bañados La Estrella (Formosa), Laguna Melincué, Laguna de los Padres, Laguna de Chascomús (Buenos Aires), Bajos Submeridionales (Santa Fe, Chaco), turberas y lagos patagónicos, las lagunas de Pozuelos (Jujuy) y La Alumbrera (Catamarca), entre muchas otros.

 

Acuífero Guaraní

El acuífero Guaraní constituye la mayor reserva de agua dulce subterránea de América. Se trata del tercer acuífero más grande detrás del Areniscas de Nubia (África) y la Gran Cuenca Artesiana (Australia).

Ocupa una superficie de 1.200.000 kilómetros cuadrados, de los cuales, pertenecen el 70% a Brasil, el 19% a la Argentina (centro y litoral), el 6% al Paraguay y el 5% al Uruguay.

Constituye una reserva estratégica que debe protegerse y que ya despertó el interés de distintas potencias del mundo.

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