El pastor evangélico Carlos Alberto Robledo fue condenado a 15 años de prisión por un total de 166 casos de abuso sexual cometidos dentro de la comunidad religiosa que dirigía en Villa Tesei. La condena llegó tras un juicio abreviado, poco más de un año después de que se conociera una trama marcada por la manipulación, los engaños y la violencia psicológica.

La investigación comenzó en junio de 2024, cuando trece fieles del templo Ministerio de la Salvación denunciaron haber sido abusadas en diversas oportunidades. El lugar funcionaba sobre la calle Malarredo al 100, y las víctimas relataron hechos reiterados de sometimiento bajo pretextos espirituales y presiones de índole religiosa.

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La causa quedó a cargo de la fiscal de la Unidad Funcional de Instrucción Número 5 de Morón, Marisa Monti, quien habilitó canales para que otras posibles víctimas pudieran declarar. Con el paso de las semanas, la cantidad de testimonios creció hasta alcanzar los ciento sesenta y seis denunciantes, entre ellos varias menores de edad.

Con las pruebas reunidas, Robledo aceptó someterse a un juicio abreviado. El Tribunal Oral Criminal Número 3, presidido por el juez Federico Topino, consideró que todos los hechos estaban acreditados y lo declaró culpable. La sentencia lo condenó por abuso sexual simple reiterado, abuso sexual gravemente ultrajante y abuso sexual con acceso carnal reiterado, siempre agravados por su condición de ministro de culto. También se le sumó el cargo de corrupción de menores.

Tras las primeras denuncias, el Juzgado de Garantías Número 1 de Morón había ordenado su prisión preventiva. La causa incluyó material registrado entre los años 2020 y 2024 y dejó expuestos los mecanismos de manipulación utilizados para someter a las víctimas, basados en amenazas espirituales, presiones psicológicas y falsas interpretaciones religiosas.

Uno de los testimonios señaló que Robledo convenció a una mujer de que padecía una supuesta maldición y que solo podía liberarse ayudándolo sexualmente. El expediente detalló que la víctima actuó bajo temor reverencial y bajo un dominio psicológico ejercido de manera sistemática por el pastor.

Otra de las denunciantes afirmó que se negó a cumplir una exigencia sexual y recibió como respuesta que estaba “endemoniada” y que, si no obedecía, jamás alcanzaría la libertad espiritual. Este tipo de argumentos, basados en la culpa y el miedo, se repitieron en numerosos relatos.

La manipulación emocional también quedó plasmada en distintos pasajes del expediente. Una mujer declaró que Robledo la acusó de no amarlo como pastor y la amenazó con destruir a su familia si se alejaba del templo. Además, la intimidaba con la idea de que, si contaba lo ocurrido, sería tratada como una persona desequilibrada y derivada a un hospital psiquiátrico.

En el escrito se describió el episodio de la siguiente manera: “Se acercó hasta el sillón en donde se encontraba la víctima, quien aún se hallaba debilitada y adormecida por la infusión que el agresor le había ofrecido, le sacó la parte de abajo de la ropa, se bajó su pantalón y la accedió carnalmente”. En el testimonio de otra de las víctimas, el líder religioso le aseguró que, si no cambiaba y no seguía a Dios, terminaría siendo lesbiana y prostituta a los 23 años, porque así se lo había revelado Dios. El pastor afirmaba que todo lo que hacía con ella y con otras chicas era por amor y que él solo cumplía la voluntad divina. “Él solo hacía lo que le decía Dios”, apuntó.

En el relato de una de las víctimas más jóvenes, una chica de 13 años, se expuso la violencia y las amenazas a las que eran sometidas las denunciantes. La menor, que intentó defenderse arrojándole una computadora en la cabeza para evitar el abuso, fue intimidada por Robledo, quien le dijo: “Nadie te va a creer porque estás endemoniada”, y la amenazó con matarla.