Aquí en Argentina se olvidó a miles de personas con discapacidad protestando y reprimidas en el Congreso por la falta de prestaciones en la ANDIS: medicación, transporte, terapeutas, pensiones, todo un retraso en sus patologías.

En rigor, no estamos frente a nada nuevo en este gobierno: son las coimas de Karina Milei, su hermano el presidente, los Menem y la cadena hacia abajo que se destapó con los audios del titular del ente, Diego Spagnuolo.

Quien suscribe había escrito en el libro Alberdi no tiene la culpa un relato del propio Gastón Alberdi, la punta de este entramado, pero luego Mauro Federico, Ivy Cangaro y Jorge Rial, colegas prestigiosos, accedieron a los audios y a la información completa que destapó esta obscena planificación de un robo a los más vulnerables.
Negociados con laboratorios con precios astronómicos, con una cadena de involucrados que mensualmente se llevaban millones mientras compatriotas morían.

Aún así, en medio de esta más la causa Libra y la entrega soberana de nuestras tierras con todo lo que contienen, Caputo y Milei nos volvían a endeudar sin posibilidad de decisión alguna de nosotros, los pagadores.

Y así desde EE. UU. informaron este espurio acuerdo donde Trump luego se encargaría de que todos los argentinos supiéramos que, de no ganar Milei la elección intermedia, no habría dinero.

Esto impactó fuertemente en la ciudadanía, tanto que se volcaron una vez más a votar a Milei y Trump, olvidando todo lo que sucedía, incluyendo el escándalo narco de Espert y Fred Machado.
Resultado: mata corrupción. A partir de allí el gobierno toma decisiones en desmedro de la población, como aumentos y el bosquejo de una reforma laboral para precarizar más a los trabajadores.

Pero todo cae por su propio peso y hoy en EE. UU. los expedientes Epstein salen a la luz.
Esto no solo nos lleva a la cadena de millonarios, políticos, CEOs de empresas que participaban de fiestas y encuentros de días en islas y lugares diferentes con mujeres, hombres y niñas.
Pedofilia y trata donde el luego presuntamente suicidado Epstein compartía con un entonces joven Trump (entre otros).
Estos “secretos” le daban un lugar de elite a Epstein, que entre otras relaciones tenía una extensa con la inteligencia israelí: era un “solucionador de problemas”.
Los e-mails incriminan a Trump; las niñas de entonces lo incriminan directamente.
Es sabido que el magnate presidente ha tenido en su vida variadas acusaciones de abuso y maltrato, pero esto es estupro, violación reiterada, trata de personas.
Su par argentino elige mostrar parejas como vedettes voluptuosas, rubias y calladas para parecerse a Donald, sabiendo que nada de una mujer le interesa: es misógino y nos detesta, además de tener problemas médicos y otras inclinaciones sexuales.

Al mismo tiempo Franklin Graham, pastor evangélico cercano al presidente norteamericano, estuvo en Argentina para realizar un evento masivo en el estadio Vélez y reunirse con Milei.
Luego, junto a otros pastores y Karina Milei (la tarotista), oraron en la Casa Rosada.
Franklin ha sido parte de un entramado racista y homofóbico.
Milei además profesa el judaísmo (también el espiritismo) y, de la mano de Elsztain, abraza la sectaria Jabad Lubavitch, rama del judaísmo que se ha extendido por el mundo captando famosos, millonarios y políticos.
Así llegó el presidente a la tumba del Rebe: dice la historia popularizada por ellos mismos que a quien le pide un deseo le será cumplido.
Milei llora y se inclina ante el líder espiritual; el último fue Menajem Mendel Schneerson, fallecido en 1994.
¿Por qué tanta controversia alrededor de Lubavitch? Afirman que reclutan personalidades, saben qué hacer y cómo atraerlas y lograr así una total sumisión.
Son mesiánicos, se manejan con reglas estrictas, e investigaciones como la de la periodista Laura Vergara afirman que en los túneles del templo “habría” historias oscuras, como la de pequeños sometidos a la pedofilia.
Se convirtieron en verdaderos hechiceros: han logrado llegar a las cumbres del poder asesorando gobiernos y presidentes.

En estos dos años y aún antes, en campaña, hemos escuchado y normalizado que Milei hable de un Estado ejemplificando a un jardín de infantes con niños encadenados, envaselinados, esperando al depredador, el violador.
Naturalizamos que diga “mandriles” con el significado de lo que implica, como también que enviara, en sus tiempos de panelista, videos de zoofilia, pornografía adulta e infantil a diferentes personas (consta en el libro Alberdi no tiene la culpa).
Se rodea de personas impúdicas como Márquez, acusado por su propia hija menor de abuso, y otros personajes como Espert, Laje o Dan, con una postura conservadora ante la gente y una vida privada rozando lo promiscuo.

Tanto Trump como Milei tienen perforada de agujeros la historia de vida y cada vez es más visible y abrumadora.
La pregunta es: ¿por qué las sociedades aceptan a estos personajes para representarlos?
¿Qué puede ser más grave e infame que todos estos hechos relatados?

La más cruda realidad es que ya no se advierte ningún tipo de asombro ni repulsión por la corrupción y la corruptela. Todo sucede en simultáneo y pasa como la vida de protagonistas de un gran reality show, pero esta vez como una desafiante y escalofriante realidad que, de una vez, debemos asumir como permisivos de que nos importe nada la moral, los valores y el amor.

Carla Echichure Castro