RINCóN LITERARIO
19 de octubre de 2025
Un cuadro grita

Se ubica en el refectorio del convento de Santa María delle Grazie en Milán. Fue pintado por Leonardo da Vinci entre 1495 y 1498. Representa el momento en que Jesús anuncia a sus discípulos que uno de ellos lo traicionará. Ilda Luiz Dos Santos le confiere voz a esta obra maestra.
Un cuadro grita
Doce comensales. Bramantes corazones consagrados en la eternidad. Elegidos. Bendecidos. Aun sin tareas determinadas, lo siguen hora tras hora, amigos casi hermanos. En esa mesa preparada, frases, silencios, miradas, pensamientos; preguntas sin salir de los labios. Uno de ellos ya sabía su destino, el otro hacía cuentas.
El solo camina y junta gente ─murmura una voz en su cerebro ─ ¿y yo qué hago ahora? El romano espera. Así me dijo: total podrás salir del peligro con solo alzar las manos y el pensamiento y… unas monedas me vendrían bien; yo soy una migaja de pan (su cuerpo entregado) trozo victorioso de harina, más sal y agua, y el vino bendecido, su sangre bendita, su vida, su ser, conjunto de sal y agua, poco quedó, casi migajas, la calamidad de todos los tiempos se acerca, tu huerto espera y las claridades marcarán destinos. ¡Señor de los señores, déjame un segundo más sobre la mesa! ¡No permitas que se levanten los once elegidos, no te entregues, mi Señor, a tal ruindad!
Maldigo tu presencia, Judas, ¿por qué? Detente ¿Entiendes? Déjame consumirme duro en la mesa, incomible, déjame.
Cinco siglos han pasado. Con ávidos ojos, el visitante en la galería europea, despreocupado, mira y mira, piensa, la última cena. ¡Qué expresión! ¡Es único! A ver, este es el de la entrega. Qué ruindad hay en su rostro. Cuántas preguntas sin respuesta. Cuánta seguridad en sus miradas. ¿Cuánto de cuánto?
Y yo en trocitos casi diminutos, tenía que ser un pan completo, pero era el destino… y él lo sabía, en migajas blancas cual auroras blancas, aún en el perdón.
Ilda Luiz Dos Santos
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