River viajó a Brasil con la esperanza de revertir una serie que había quedado cuesta arriba tras la derrota en Núñez. El comienzo fue alentador, porque a los ocho minutos, en una pelota parada, Juanfer Quintero ejecutó un tiro libre perfecto al área y Maxi Salas ganó en el aire para conectar de cabeza y marcar el 1-0. El gol puso al Millonario en carrera, igualando el global y encendiendo la ilusión de una remontada histórica.

El impacto del tanto silenció por unos instantes al público del Allianz Parque y obligó al equipo de Abel Ferreira a salir de la incomodidad. Palmeiras, desconcertado, no encontraba espacios claros y River aprovechaba el impulso emocional para sostener la ventaja. Incluso, el equipo de Gallardo tuvo una ocasión clarísima sobre el cierre de la primera parte cuando Kevin Castaño quedó mano a mano con el arquero Weverton, pero el guardameta brasileño adivinó su intención y evitó lo que pudo ser un golpe decisivo.

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En el complemento la historia cambió por completo. Apenas iniciada la segunda mitad, a los 51 minutos, Vitor Roque apareció libre en el segundo palo tras una jugada nacida de un córner. Armani tapó en primera instancia, pero dio un rebote que el delantero corrigió para igualar el partido. Ese gol no solo significó el 1-1, también le devolvió la tranquilidad al Verdao, que recuperó la confianza y comenzó a controlar el ritmo del juego.

Gallardo buscó respuestas con cambios ofensivos. Enzo Pérez ingresó por la lesión de Portillo en la primera parte, y más tarde salieron Juanfer Quintero y Nacho Fernández para darle lugar a Colidio, Lencina y Borja. La apuesta fue ganar intensidad, pero al mismo tiempo el equipo perdió la creatividad que aportaban sus volantes. Aun así, River tuvo dos oportunidades claras a través de Miguel Borja: un remate desviado por centímetros y un zurdazo potente dentro del área que Weverton logró desviar con una atajada brillante.

El partido se fue cerrando con Palmeiras administrando los tiempos, sin avasallar pero sabiendo manejar la ventaja global. River empujaba con más corazón que ideas, pero el reloj jugaba en su contra. En los minutos finales, la polémica se hizo presente: una mano dudosa de Colidio derivó en una acción rápida que terminó con Marcos Acuña derribando a Facundo Torres. El árbitro Andrés Matonte sancionó penal y expulsó al defensor argentino por doble amarilla.

José López tomó la pelota y convirtió con frialdad para decretar el 2-1. Con River ya desarmado y jugando con uno menos, el propio López volvió a aparecer con una jugada individual brillante: encaró, sacó un remate potente al ángulo y puso el 3-1 definitivo. El Allianz Parque estalló de euforia y el sueño de River quedó sepultado.

El equipo de Abel Ferreira se metió en semifinales gracias a la diferencia conseguida en Buenos Aires, donde había mostrado superioridad y sacado ventaja de dos goles. En San Pablo, no necesitó brillar, pero sí fue efectivo en los momentos clave. River, en cambio, dio pelea, mostró carácter y fue un digno rival, aunque terminó dejando la sensación de que el esfuerzo no alcanzó para sostener la ilusión.

La serie terminó 5-2 en favor de Palmeiras, que ahora espera rival en semifinales, mientras que el conjunto de Gallardo se despide de la Copa Libertadores 2025 con el sabor amargo de haber estado cerca de una remontada que finalmente no pudo concretar.