Cada año, durante el mes de julio, nuestro planeta alcanza el punto más lejano al Sol en su órbita. Este fenómeno astronómico, conocido como afelio, podría parecer una amenaza para el clima y la salud, pero en realidad es una muestra más de la precisión con la que funciona el sistema solar. 

Una danza precisa en el espacio

La órbita de la Tierra alrededor del Sol no es un círculo perfecto, sino una elipse suave. Eso significa que, a lo largo del año, la distancia entre nuestro planeta y el Sol varía ligeramente. Cada año, entre el 3 y el 6 de julio, alcanzamos el afelio, el punto más lejano: unos 152,1 millones de kilómetros del Sol. En contraste, durante el perihelio, a principios de enero, la Tierra se acerca a unos 147 millones de kilómetros.

ÚNETE A NUESTRO CANAL DE TELEGRAM.

👉  https://t.me/noticiasconenfoqueprensa

Ofrecemos lo más relevante en noticias. 

Aunque esa diferencia suena grande —unos 5 millones de kilómetros—, representa apenas un 3,3% de variación. Y no tiene un impacto significativo en el clima global.

¿Más lejos, más frío? No necesariamente.

Uno de los errores más comunes es creer que la distancia al Sol determina las estaciones. Pero el clima y las estaciones no dependen de cuán lejos estemos del Sol, sino del ángulo de inclinación del eje terrestre: unos 23,5°. Esa inclinación hace que en junio-julio sea verano en el hemisferio norte e invierno en el sur, sin importar la distancia al Sol.

Es decir, durante el afelio, Europa y América del Norte viven los días más cálidos del año… mientras están más lejos del Sol. ¿Paradoja? No. Es física elemental.

Mitos modernos: redes sociales y desinformación

En los últimos años, han circulado en redes mensajes virales que afirman que el afelio "enfría el aire", "aumenta las enfermedades respiratorias" o incluso que "debemos prepararnos con suplementos y vitaminas". Este tipo de afirmaciones no tienen base científica y promueven el pánico o el consumo innecesario de productos.

Según fuentes como la NASA y la NOAA, el afelio no afecta la salud ni provoca alteraciones climáticas más allá de su rol dentro del equilibrio orbital.

Una oportunidad para mirar el cielo (y aprender)

Aunque no se puede ver a simple vista, el afelio nos recuerda que vivimos en un sistema solar en constante movimiento. También nos invita a reflexionar sobre cómo circula la información científica en la era digital: con precisión, pero también con ruido.

Divulgar estos conocimientos en medios, aulas o radios comunitarias es clave para desarmar mitos y cultivar curiosidad científica.

Como planeta, damos una vuelta alrededor del Sol cada año. Pero como sociedad, debemos aprender a girar también alrededor de la verdad, para no perdernos en órbitas de confusión.
Porque incluso en el punto más lejano del Sol… la luz del conocimiento debe estar cerca.