River Plate cerró este martes su participación en el Mundial de Clubes 2025 con una derrota 2-0 frente al Inter de Milán, por la tercera fecha del Grupo E. El resultado, junto con el triunfo contundente de Monterrey ante Urawa Red Diamonds en el otro partido de la jornada, dejó al equipo argentino sin chances de avanzar a octavos de final. En el Lumen Field de Seattle, el conjunto dirigido por Marcelo Gallardo mostró actitud, pero se vio superado por un rival más sólido, maduro y con mejor jerarquía.

El equipo millonario sabía desde el inicio que necesitaba al menos un gol para mantener la ilusión, pero a pesar de la intención ofensiva inicial, no logró inquietar al arquero suizo Yann Sommer durante la primera etapa. El público de River, numeroso y fervoroso en las tribunas, acompañó con cánticos y esperanza, pero el desarrollo fue otra cosa: River tuvo la pelota, pero le costó ser profundo y generar situaciones claras.

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Las malas noticias llegaron rápido desde el otro encuentro: Monterrey goleaba 3-0 a Urawa antes del descanso, resultado que obligaba a River a ganar sí o sí. Esa presión extra desestabilizó emocionalmente al equipo, que salió al complemento desordenado, sin claridad ni contención en el medio.

El desequilibrio se acentuó con la expulsión de Lucas Martínez Quarta a los 21 minutos del segundo tiempo. El defensor falló en un control, quedó expuesto y cometió una infracción en posición manifiesta de gol. Seis minutos después, Francesco Pio Esposito definió con categoría dentro del área y puso el 1-0 para los italianos, que hasta ese momento ya habían desperdiciado varias chances.

Gallardo buscó respuestas con los ingresos de Giorgio Costantini y Manuel Lanzini, pero los cambios no surtieron efecto. River quedó expuesto, sin marca ni equilibrio, y Alessandro Bastoni, en tiempo de descuento, decoró el resultado con un cabezazo letal tras un tiro de esquina.

El juvenil Franco Mastantuono, ya vendido al Real Madrid, mostró algunos destellos, pero no logró brillar en un contexto tan adverso. River apenas generó un par de situaciones aisladas, sin contundencia ni sorpresa. La falta de gol, la escasa profundidad ofensiva y los errores defensivos sellaron su destino.

Con esta derrota, River quedó último en su grupo y se despidió del torneo sin victorias, sin goles a favor y con muchas dudas. La eliminación expone las limitaciones de un equipo que intentó competir ante uno de los mejores del continente europeo, pero que no logró sostener el plan, ni en lo futbolístico ni en lo emocional.

El Inter, en cambio, avanzó de fase como uno de los candidatos al título. River, por su parte, vuelve a Buenos Aires con las manos vacías y la necesidad de replantearse seriamente su proyecto deportivo.