SOCIAL
10 de junio de 2025
¡Escándalo! Cristina desafía a la corte y llama a la rebelión popular contra Milei: "estar presa es un certificado de dignidad"

La expresidenta, arropada por la cúpula peronista, lanzó durísimas acusaciones contra el Poder Judicial y alertó sobre el "fracaso" del modelo libertario, exigiendo a los dirigentes que se "organicen" ante la crisis que se avecina. Un clamor por la unidad que resonó hasta las lágrimas en el justicialismo.
"Soy una fusilada que vive", sentenció Cristina Fernández de Kirchner, reviviendo la frase de Rodolfo Walsh en un emotivo homenaje a los fusilados de José León Suárez. Con la sombra de una inminente condena judicial pendiendo sobre ella, la expresidenta no dudó en recordar el titular de Clarín tras el intento de magnicidio: "La bala que no salió, pero la sentencia que sí saldrá". "Lo dijeron ellos, no es un invento mío. Simplemente leo y tengo comprensión de texto", disparó, en alusión a los rumores que señalan que la Corte Suprema de Justicia ratificaría su condena a seis años de prisión e inhabilitación perpetua. En un clima de tensión palpable, concluyó con una frase que resonó en todo el auditorio: "Estar presa es un certificado de dignidad".
Minutos antes de su discurso, el Partido Justicialista se transformó en un búnker de unidad. Dirigentes de todas las vertientes peronistas se congregaron para diagramar un "plan de lucha" en caso de que la condena contra Cristina Kirchner se concrete y la proscripción sea un hecho. La sorpresa de la jornada la dio el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, quien a pesar de las tensiones con La Cámpora, se hizo presente en la sede partidaria junto a su vicegobernadora, Verónica Magario, y un grupo de funcionarios y referentes municipales. Ante ellos, la expresidenta machacó con la idea de que el peronismo debe "volver a representar" a los "sectores perjudicados" por el modelo económico de Milei, al que tildó de "cachivache" y pronosticó un "fin mal" en el corto plazo.
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Cristina Kirchner insistió en analizar su situación y su posible condena "en clave de política económica". Subrayó que "la grieta no nació con Néstor", sino que tiene raíces profundas en la historia argentina, mencionando desde los fusilamientos de José León Suárez hasta el bombardeo a Plaza de Mayo y el golpe de 1955. "Nada es nuevo", manifestó, para luego enumerar el derrocamiento de Yrigoyen, el asesinato de Chacho Peñaloza y el envenenamiento de Mariano Moreno. Todos estos hechos, según la expresidenta, "esconden la defensa de un modelo económico, porque lo que siempre quieren es terminar con modelos de redistribución del ingreso". La diferencia crucial que marcó entre el pasado y el presente es que "hasta el 76 el protagonista de los golpes fue el partido militar y ahora no hacen falta los golpes porque usan al partido judicial". Y arremetió sin rodeos: el máximo tribunal argentino "es la guardia pretoriana del poder económico". "Hay que atar los hilos de la historia, porque tratan de presentarla como algo desarticulado, pero no es así", enfatizó.
Recordando sus propias palabras del sábado anterior en Paso de los Libres, la expresidenta remarcó que "bastó con que hace una semana anunciáramos mi candidatura para que se desataran los demonios". Sin embargo, su vaticinio fue contundente: "este modelo se agota y por eso se están preparando para desarmar la organización política y social que se va a producir cuando eso ocurra". Y sentenció: "Quiero decirles que, tal vez con distintos nombres o firmas, el pueblo siempre se termina organizando en defensa propia". Además, se tomó un momento para confrontar con el negacionismo del terrorismo de Estado que esgrime el Gobierno: "Si dicen que (los desaparecidos) son 9 mil, digan entonces dónde están los 9 mil".
El escenario en el PJ antes del discurso fue un hervidero de expectativas y movimientos inesperados. La llegada de Kicillof, junto a su equipo y un grupo de intendentes, generó sorpresa y cierta efervescencia. Mientras algunos coreaban "Cuánto les falta para entender que no fue magia, nos conduce una mujer", otros respondían con un "Unidad de los trabajadores y al que no le gusta, se jode, de jode", reflejando las tensiones internas, aunque momentáneamente aplacadas por la coyuntura. La trascendencia del momento fue evidente: la mayoría de los presentes sentía que podía ser una de las últimas oportunidades de escuchar a la expresidenta en un acto público. Al finalizar sus palabras, la emoción invadió a muchos, llevando a algunos dirigentes a las lágrimas y a la reflexión sobre el futuro de la democracia.
Antes del acto central, en otro salón del PJ, cerca de 300 dirigentes de todas las "tribus" peronistas se reunieron para trazar un plan de acción ante la posible proscripción de CFK. La propuesta de Hugo Yasky resonó con fuerza: organizar un "comité por su liberación" a nivel nacional e internacional, emulando la experiencia de Lula da Silva en Brasil. "Están por prescribir a la principal líder de la oposición. No nos podemos quedar de brazos cruzados", remarcaron a la salida. La premisa es clara: todas las actividades se organizarán bajo la coordinación del PJ nacional, con propuestas que van desde un paro con movilización hasta diversas marchas. La incertidumbre sobre el fallo de la Corte dio un respiro para un "armado federal" en los próximos días.
Una vez finalizado el acto dentro del PJ, Cristina Kirchner salió a la calle para dirigirse directamente a la militancia. De cara al gobierno nacional, reiteró que son "cachivaches" y que su modelo económico "va a fracasar". "No van a poder pagar los intereses de la deuda o mejorar los salarios metiéndome presa, vayan pensando otra salida porque yo estaré presa, pero la gente va a estar cada día peor", les espetó. También advirtió que con su figura intentan "amedrentar a toda la clase política", creyendo que su "cabeza en la pica" servirá de escarmiento para quienes desafían al poder económico y recuperan recursos nacionales.
Finalmente, envió un mensaje crucial al interior de su propio partido: "No estamos interpelando a las bases y, mientras tanto, escucho que están hablando de los lugares en las listas. Déjense de joder de una vez por todas. Hay que escuchar lo que está pasando porque esto va a traer una gran crisis y nos exige prepararnos para ser alternativa". Su cierre fue una clara demanda: "Si no lo hacemos por mezquindades o estupideces, igualmente la historia no se va a detener porque los ríos siempre avanzan. Necesitamos mucha militancia y solidaridad y nadie nos va a creer que seremos solidarios con ellos si nos ven despedazarnos entre nosotros". En esa línea, instó a "estar al lado de los que sufren" y bregó "por una unidad que asegure la construcción de la victoria".
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