Boca Juniors se clasificó a los cuartos de final del Torneo Apertura tras empatar sin goles ante Lanús y vencerlo 4-2 en la tanda de penales. La Bombonera, lejos del clima festivo, fue escenario de una noche cargada de malestar, en la que los hinchas descargaron su enojo con jugadores y dirigentes a lo largo de todo el partido.

El equipo dirigido por Mariano Herrón arrancó con algo más de intención ofensiva, pero volvió a mostrar serias limitaciones en los últimos metros. Pese a dominar en la posesión, no remató al arco en la primera mitad, y los murmullos se convirtieron rápidamente en cánticos de impaciencia. La situación se agravó cuando Lanús tuvo la más clara de la etapa inicial con un remate de Eduardo Salvio que pasó cerca, en una jugada donde Marcos Rojo cometió una infracción dentro del área que no fue sancionada.

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En el complemento, el encuentro cayó aún más en intensidad. El público local acompañó con un cancionero de creciente malestar, que fue desde los silbidos hasta insultos abiertos a los futbolistas y a la Comisión Directiva. Boca no lograba romper el cero y Lanús, de contra, tuvo las situaciones más peligrosas, incluyendo un disparo de Sasha Marcich que exigió a Agustín Marchesín.

Los penales ofrecieron una definición cargada de tensión. Marchesín atajó el primer disparo de Alexis Canelo, Dylan Aquino falló el suyo y Lanús apenas pudo marcar dos tantos. En cambio, Boca fue efectivo: convirtieron Rojo, Zeballos, Alarcón y Giménez, lo que selló la clasificación.

Sin brillar y con la paciencia de su gente al límite, Boca logró seguir con vida en el torneo. Ahora espera por su rival en cuartos, que saldrá del cruce entre Independiente de Avellaneda e Independiente Rivadavia de Mendoza, en un contexto en el que el descontento popular parece ser el único factor que no falta a la cita.